viernes, 9 de marzo de 2012
NOTICIAS
Hoy leo en los periódicos digitales noticias que me dejan un poco más perplejo de lo que estoy habitualmente. En primer lugar, me emociono con la pseudo dación en pago que va a poner en marcha el gobierno; después me irrito con la visita de los inspectores de la UE a España.
La pseudo dación en pago, a falta de aprobación por parte del Consejo de Ministros, me llena de dudas. En primer lugar, se trata de un código de buenas prácticas de los bancos, esas instituciones que dejan mucho que desear en eso de las buenas prácticas. Si nos fijamos en los hechos del verano del 2008 o incluso de lo ocurrido desde el verano del 2007, pensar que los bancos van a adoptar un código de buenas prácticas es una utopía. En primer lugar, para ser buenos chicos, los bancos deberían haber predicado publicando todos sus pecados, que son muchos, y declarado que todos se habían metido en negocios poco claros, desde manipulación de cotizaciones (legal, por otra parte), paraísos fiscales, hipotecas de alto riesgo para presentar grandes beneficios y ocultación de resultados. Amén de sueldos disparados de sus directivos, pensiones vitalicias y planes de pensiones sobre valor de acciones. En fin, que las buenas prácticas nunca han sido sus señas de identidad.
Pero para este economista perplejo, lo más preocupante es el desarrollo legal. Se dice, o así es lo que Yo he leído y oído, que se va a aprobar un decreto. No se de leyes ni de técnica jurídica, pero me parece excesivo un decreto para un código de buenas prácticas voluntario como se especula que sea. En fin, veremos que ocurre.
La letra pequeña me deja sin palabras, incrementando la perplejidad. Se aplicará sólo a familias donde estén en paro todos sus miembros (bien) pero sólo a inmuebles que valga menos de 200.000 euros. Primera pega: ¿Qué valor tomamos? Porque si cogemos el valor del inmueble en el momento de la compra, no se aplicará a nadie. Si cogemos el valor actual, los bancos perderán dinero y no querrán aplicarlo (y recordemos que es voluntario). Además, se permite que las familias tenga ingresos que no procedan del trabajo, es decir, subsidios de desempleo (bien otra vez) y rentas del ahorro (perplejidad). No es que tenga nada contra el ahorro, más bien al contrario, pero es paradójico que una persona que no tenga rentas del trabajo, pueda acogerse a esta medida con, por poner un ejemplo, 1.000 millones ahorrados en el banco. Se me dirá, ¡hombre, no querrá acogerse a ella! Si esta persona, un inversor inmobiliario, compró un piso en la costa hipotecándolo, para ponerlo en alquiler, por 100.000 euros hace cuatro años y no le ha sacado ni un euro por la caída del turismo, se lo va a regalar al banco dado que ahora vale un 60% menos quitándose el crédito. En fin, cosas de la política.
Y luego está la visita de los técnicos de la UE a España para verificar el déficit. Personalmente creo que no ocurrirá nada, que pactarán una cifra. Como escribí en PAIS BANANERO, la cifra del déficit del 8,51% sólo puede significar que ha habido un hundimiento de la recaudación (hipótesis número 1), que se han inflado los datos (hipótesis número 2) o que se había mentido antes (hipótesis número 3). La primera hipótesis, avalada por algunos datos, como la caída de la recaudación del IVA en diciembre, parece la más plausible y la menos dañina para todos. Las otras dos, no descartables, mandarían un mensaje a los mercados demoledor para la economía española. Si se inflan ahora los datos, malo para nuestra credibilidad y peor para nuestro futuro: medidas drásticas, control mensual de nuestra liquidación de presupuesto y multa del 2% del PIB. Si se acepta la hipótesis 3, mala imagen de los técnicos de la UE y, obviamente, lo mismo que antes (multa y control), con cabreo de los técnicos de la UE. Por lo tanto, lo más razonable es que la solución sea salomónica: la caída de la actividad es la causante del desvío. El único problema es la interpretación a posteriori: si es un problema de actividad (con la disminución asociada de los ingresos tributarios) la solución óptima no parece ser la emprendida (más austeridad y, en consecuencia, menos actividad), sino más bien la contraria: tendríamos que incrementar la actividad. Pero me temo que esto no entra en las mentes europeas, especialmente de Alemania y Francia.
Por último, la solución griega. Hemos conseguido una quita para el 95% de los bancos y eso salva la economía helena, de momento, permite mandarles dinero, de momento, y posibilita el ajuste de la deuda griega, de momento. El euro parece salvarse, de momento. ¿Por qué no hacer algo similar con los ciudadanos? El mes pasado propuse en este blog una solución para la economía española en el mismo sentido y, por supuesto, mucho más liviana que la griega: moratoria en el pago de las hipotecas durante un año.
@juanignaciodeju
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