lunes, 18 de marzo de 2013

LA TRAGEDIA CHIPRIOTA

Volvemos a la teoría del sufrimiento de los incumplidores tan del gusto de los alemanes y los líderes europeos. Y esto ya nos suena a todos. Estaba preparando mi nuevo artículo sobre las estafas legales que nos rodeaban, el correspondiente al sector eléctrico, pero esta estafa chipriota es mucho más sangrante, mucho más importante para los ciudadanos europeos. Es, como parece que se empieza a mover, la liquidación del euro como moneda, tal y como la conocemos, y, en consecuencia, el final del sueño de una Europa unida.

Porque los chipriotas están experimentando el quinto modelo de rescate europeo de sus economías: el griego, con sus imposibles condiciones; el irlandés, donde se preserva la anomalía fiscal que se presentó en el ‘tigre celta’; el portugués, preservando los derechos de los poderosos y cargando todo el ajuste sobre los ciudadanos; el español, donde se imponen condiciones que van más allá de las justas y necesarias para los bancos; y ahora el chipriota, donde la troika impone condiciones para salvar a los bancos que afecta gravemente a los ciudadanos.

Cinco modelos de rescate para no tener una solución. Y todo porque están todos trufados de ideología económica y no de análisis de la realidad. Nadie parece querer ver esta crisis no tendrá fin mientras se continúen aplicando las actuales políticas.

En Chipre han dado un paso más. Estamos de acuerdo que garantizar los depósitos procedentes de los ciudadanos rusos y de origen poco claro puede ser moralmente reprochable, pero también estaremos de acuerdo que saltarse las leyes a la torera y desvirtuar las garantías para satisfacer los derechos de los acreedores, cuando además hemos sido los propios europeos los que hemos contribuido a la situación de los bancos chipriotas con nuestra actuación en Grecia, es violar el principal principio que determina los que es una democracia y lo que no. Si no hay garantías de que las leyes se cumplen, no tendremos democracia, y eso es lo más importante.

Porque Chipre era un experimento europeo de atracción de los fondos financieros de los ciudadanos rusos, donde les garantizábamos el poder adquisitivo y la revalorización de su valor vía una moneda fuerte dentro de una economía fuerte. Los bancos chipriotas invertían esos fondos, entre otras cosas, en deuda griega, que estaba garantizada por la troika con su política de rescate, que nos dijeron que era suficiente para su sostenibilidad. Pero el fracaso griego, con la insostenibilidad de su economía por la mala actuación de la troika y el fracaso de la política deflacionista impuesta por los ‘líderes’ determinó que los bancos chipriotas empezaran a tener problemas y convertirse en zombies que no podían actuar. En consecuencia, el gobierno chipriota solicitó la ayuda y los acreedores de su deuda, otra vez más los bancos alemanes, determinaron que tendrían que pagar los ciudadanos saltándose todos las garantías legales y, en consecuencia, la democracia y sus principios.

Hemos pervertido la democracia en un solo derecho: que los ciudadanos voten cada cuatro años para elegir a sus representantes. Eso ya lo hacías los grandes dictadores: Hitler llegó al poder ganando unas elecciones. Luego cambió todas las leyes para perpetuarse en el poder y acabar con la democracia. Porque la democracia es mucho más que votar cada cierto tiempo: es garantía de que las leyes se cumplen; de que existe separación de poderes y que los gobiernos no están por encima de los jueces.

Pero la actuación europea en Chipre ha saltado todas las alarmas. Si no se cumplen las leyes, no hay democracia y sólo hay un derecho supremo a mantener: los de los acreedores.

¿Qué ocurriría si Chipre votase no al acuerdo? Pues que su gobierno podría hacer como Islandia y no reconocer la deuda de sus bancos como deuda del estado, por lo que las consecuencias serían devastadoras para aquellos bancos que tuvieran deuda chipriota. No sería muy ortodoxo, pero sería una salvación para los ciudadanos que, eso sí, se verían expuestos a la posible quiebra de los bancos y, en consecuencia, de la pérdida de una parte sustancial de los depósitos. Luego la solución no es fácil para nadie. Es tan compleja que una vez acordado el rescate, tres días después, todavía vuelven a negociar otra fórmula.

Y si el parlamento chipriota acordase votar si al rescate, los ciudadanos podrían oponerse y, por ejemplo, incrementar la economía sumergida en ese país hasta compensar la quita planteada, es decir, que al final el efecto sería nulo o negativo. O bien podría ocurrir que el gobierno ruso, dado que gran parte del dinero de los depositantes en los bancos chipriotas es ruso, podría compensar a sus ciudadanos mediante el incremento del precio del gas que vende a Europa. Es decir, que el acuerdo y la actuación de la UE en este caso no puede ser calificada más que como una chapuza de tamaño universal, violado la esencia de la democracia y, en consecuencia, se ha puesto en duda la existencia misma de la UE y del Euro como moneda. Ha puesto en riesgo la estabilidad financiera del resto de países del sur y puede poner en riesgo la existencia de los mismo bancos sanos o saneados que se pretenden salvar, dado que ante la inseguridad jurídica de los depósitos tras la actuación de la UE puede ocasionar una salida de capitales hacia países donde sí se garantice el cumplimiento de las leyes.

En fin, que lo mejor es que la UE acabe de una vez con la tiranía antidemocrática alemana por sus actuaciones discriminatorias y arbitrarias y se convierta de una vez en una verdadera democracia donde las leyes no puedan ser violadas por las decisiones de los acreedores.



@juanignaciodeju