martes, 2 de junio de 2020

A PROPOSITO DEL INGRESO MÍNIMO VITAL

El gobierno ha aprobado el proyecto de Ingreso Mínimo Vital. He de decir que yo no he sido nunca partidario de este tipo de medidas, incluso lo critiqué en su momento cuando lo prometió Podemos, pero en la actualidad me parece un producto imprescindible. Además, por contra de lo planteado por la mayoría de la gente que he leído en diferentes redes sociales, he de decir que no es tan catastrófico como se plantea. Vayamos por partes.
¿Es necesario? En una situación de grave crisis social, con un impacto tan acusado por el parón provocado por el Coronavirus, parece que es una forma de actuar de lo más razonable. Como siempre ocurre, el diablo está en los detalles de la medida, pero es comprensible que se aplique alguna medida que amortigüe la situación. Hay que tener en cuenta que muchas personas se encontraban trabajando en negro, tales como algunas empleadas de hogar, camareras de piso, profesores particulares, camareros de algunos (la minoría) de los bares y restaurantes, etc, que el confinamiento y el cierre del país les ha dejado sin ninguna posibilidad de ingresos. Porque no pueden acogerse a ninguna de las medidas que se han puesto en marcha por parte del gobierno para amortiguar el golpe. Claro que en parte la culpa es suya por estar en una situación irregular, en eso estamos de acuerdo, pero es obvio que eran un colectivo con graves carencias que teníamos que abordar. 
Una vez determinado eso, debemos ser capaces de organizar la situación para evitar que sigan en situación irregular, lo que es complicado. Pero es necesario poner en marcha algo que le sirva de red de seguridad.
Además, la mayoría de las Comunidades Autónomas ya poseían una renta parecida, vinculada a determinadas variables. Luego no es una medida nueva, ni siquiera novedosa. Y si las CC.AA. la pueden poner en marcha, es mucho más justo que la medida emane del estado y que sea gestionada por las CC.AA. No creo que sea algo pernicioso.
Por otro lado, es una medida económicamente expansiva. El Ingreso Mínimo Vital se dedicará básicamente al consumo, dado que será recibido por colectivos muy necesitados. Pues bien, en función de la teoría económica, y teniendo en cuenta la teoría del multiplicador, con una propensión marginal a consumir alta, el IMV generará un impacto positivo de unas 3 veces su importe, es decir, que si se gastan 3.000 millones en el IMV, el impacto sobre la economía será de 7.000 millones y, en consecuencia, considerando una recaudación media del 30%, se generarán unos 2.100 millones de euros de retorno a las arcas públicas. Eso implica que el coste de la misma será prácticamente nulo.
Me recuerda al momento cuando se puso en marcha el programa de vacaciones del INSERSO. Se dijo de todo, desde que era un despilfarro hasta que serviría como pago del balneario de los próceres del partido que lo ponía en marcha (curiosamente, el PSOE). Todos los estudios económicos demostraron que era una medida extremadamente positiva, ya que aminoró la estacionalidad del sector turístico, incrementó los ingresos fiscales del estado, disminuyó los gastos en prestaciones por desempleo y mejoró la fijación de la población en determinados núcleos urbanos costeros. Hasta el ministro Solchaga, inicialmente contrario a la medida, terminó convencido de la bondad de la misma.
Por lo tanto, dadas las circunstancias actuales, parece una medida adecuada, ha sido bien elaborada por un equipo competente y puede resultar casi neutra en el impacto fiscal. ¡Ni que la hubiese diseñado un economista perplejo como yo!



@juanignaciodeju