miércoles, 22 de abril de 2020

¿PODEMOS SALIR?

Parece que según todos los estudios que se están haciendo (económicos, se entiende) se puede confirmar que saldremos de esto con una forma tipo el logotipo de la empresa Nike, sin menoscabo de que si lo ponemos en barras nos dé el logotipo de la otra marca, Adidas. Eso nos da esperanza, porque veremos mucho sufrimiento, si, pero también será corto. 
Y aquí surgen otras dos noticias relativamente importantes. Por un lado, la propuesta del gobierno español para la financiación de la salida en Europa y, por otro, el inicio de la 'desescalada' que empiezan a poner sobre la mesa los gobiernos.
Lo primero, la gestión europea de la reconstrucción, faltan mucho detalles de cómo se pondrá en marcha, porque se pondrá. 1,5 billones de euros de financiación perpetua y a tipos de interés muy reducidos avalados con el presupuesto de la UE. Eso es, aproximadamente, un 10% del PIB de Europa. No está mal. Sobre todo porque se movilizarán muchos más de origen privado. Lo importante es en qué se emplearán y qué sectores se verán afectados. Porque si algo debemos empezar a tener claro es que la estructura actual de las economías va a saltar por los aires. Eso significa que, por poner un ejemplo, en España reduciremos mucho nuestro sector turístico y de restauración y, por lo tanto, debemos incentivar otros sectores.
¿Cuál será nuestro problema para, por ejemplo, incrementar nuestra industria? Pues nuestra estructura salarial y de protección del trabajador. Y debemos ser capaces de competir con los salarios chinos. ¿Cómo lo hacemos?. Ahí debemos tener en cuenta dos conceptos que, aunque los manejamos con soltura, nunca los entendemos y, en consecuencia, nunca los aplicamos: la productividad y la I+D+i.
En primer lugar, la productividad. Entiendo por ello la definición clásica de la economía: incremento de la producción por unidad de factor variables adicional. Es decir, cuánto se incrementa la producción (física) cuando incrementamos una unidad el trabajo. Si somos capaces de incrementar la productividad más que otros podremos producir nosotros y no otros (o y otros). Existe un ejemplo típico de ésto que fue la fábrica de Ford al inicio de la producción de los automóviles. Ford identificó y puso en marcha aquellas cosas que podían incrementar la productividad de sus trabajadores y los aplicó con mucho éxito. En ese caso la clave era los salarios y, en concreto, los salarios de eficiencia. En la actualidad no parece un buen indicador, luego habrá que investigar otros.
Junto a la productividad, debemos tener en cuenta la otra pata del proceso, la I+D+i. Debemos acostumbrarnos a pensar que no es un gasto, que es una inversión. Deberemos dedicar más cantidad del presupuesto a la I+D+i y centrarnos en la i, es decir, la innovación. Ya lo escribí en otros post de aquí, en este país somos muy buenos en la I y en la D, pero hacemos muy poco en la i. Es decir, dejamos la implantación de los avances en la ciencia (y, por lo tanto, también en la economía) a otros y nos conformamos en vender nuestros avances. Eso  nos lleva a invertir en cosas que luego aprovechan los demás, y eso lo deberemos cambiar. Esto ocurre porque la filosofía clásica en este apartado es que la innovación, en cuanto a puesta en proceso productivo de los avances, deben hacerlo las empresas. Y perdemos muchas oportunidades (y rentas). Sería un gran avance que abandonáramos la frase de Unamuno 'Que inventen ellos' por otra más certera de 'Apliquemos lo inventado'.
Y ¿cómo hacemos todo esto? Pues mediante algo tan 'arcaico' como la formación continua. Pero de verdad, no como mero incentivo para gastar fondos asignados sin monitorizar los resultados. Si somos capaces de canalizar los fondos para todo esto hacia la innovación y la formación continua bien estructurada y muy bien organizada, podremos salir más rápidamente de la crisis y posicionarnos en los mercados con un nuevo brío. Como ya dije antes, de la I Guerra Mundial salimos con los locos años 20; de la II Guerra Mundial salimos con el incentivo de la industria europea y con crecimientos sostenidos durante 3 décadas; de la III Guerra Mundial, ésta, debemos ser capaces de salir reforzados. Luego ya tenemos algo en lo que centrarnos: vamos a ser capaces de poner en marcha las cosas que hacemos con eficiencia y generar puestos de trabajo y rentas en este país.
Y ¿en qué sectores industriales debemos centrarnos? Pues no lo sé. Si lo supiera ya habría invertido en ellos, pero no lo sé. Si percibo que lo más importante en el futuro será la flexibilidad de las instalaciones, en empresas que sean capaces de hacer varias cosas con muy pocos cambios. Porque podemos tener la tentación de centrarnos en la biotecnología pensando que el futuro va a estar más centrado en la salud y en evitar otra pandemia. Pero puede que nunca más nos enfrentemos a una nueva pandemia y los problemas nos venga por otro lado. Por lo tanto, flexibilidad.
Queda la segunda parte, es decir, ¿cuándo salimos? Es necesario saber cómo se va a ir retornando a la normalidad, urgentemente. La ciudadanía necesita saber cuál es el horizonte al que se enfrenta; cuándo podrá volver a trabajar y a ganar dinero para pagar sus facturas; qué va a pasar con sus asignaturas y sus exámenes, lejos de la vaga alusión a 'promocionar es la norma'; qué horizonte puede ver para su hipoteca, si la tiene, o su alquiler, al margen de los créditos que le han prometido; qué va a pasar con sus patologías que en este momento no se está tratando por miedo o al colapso de los hospitales. Son respuestas que  nos tienen que dar de forma urgente y con un plan bien diseñado, que además provocaría una especie de faro que serviría de guía para que la gente entienda lo que está pasando. No bastan con los 'aplanamientos de curvas', 'doblegar la curva' y estas cosas. Un plan con  plazos flexibles y metas concretas.
Esto es una pandemia y no tenemos ningún modelo en el que fijarnos. Todo es nuevo, pero, al menos yo, sigo en estado de perplejidad permanente. No soy capaz de interpretar ni los datos, ni las señales, ni las palabras de unos y otros. Necesitamos certezas. Es urgente.



@juanignaciodeju


jueves, 16 de abril de 2020

LA SALIDA DE LA CRISIS NIKE

¿Empezamos a pensar en el futuro? Lo planteo porque las cosas pueden empezar a ser más razonables y debemos ir planteando qué hacer para poner las cosas en marcha. Y, sobre todo, qué va a cambiar y qué no en la economía. Es complicado predecir, ya que nadie tiene una bola de cristal y, lógicamente, el mundo va a cambiar muy sustancialmente después de esta crisis. Voy a hacer mi conjetura y, dentro de unos años, espero haberme equivocado. Pero para entonces, ya todo dará igual.
¿Va a desaparecer la globalización? No lo creo. La globalización ha llegado para quedarse. Es obvio que grandes multinacionales que producen a escala global no van a desaprovechar los rendimientos a escala que existen por la producción. Y que los salarios y la protección social en China y la India seguirán siendo muy bajos. Por lo que las grandes empresas globales seguirán produciendo en esos lugares. Otra cosa es que nos hemos dado cuenta que tenemos ciertas carencias que hay que ir reestructurando y, obviamente, recentralizando.  Eso va a provocar que lo que realmente salga fortalecido de esta crisis va a ser la capacidad de adaptación. Fabricas que sean capaces de transformarse en muy poco tiempo para producir distintas cosas. Por ello, necesitaremos a los ingenieros que hemos formado y mandado a trabajar por ahí.
Va a salir fortalecida también las empresas de logística, tanto por su capacidad de acceso a las redes mundiales de suministro como por la nueva fiebre por los stocks mínimos que vamos a sufrir. Supondremos que hay que tener una capacidad de suministrar ciertos materiales y, por lo tanto, vamos a determinar stocks estratégicos para evitar desabastecimientos. Pero, obviamente, eso no será suficiente.
Otra cosa que va a mantenerse, muy a pesar de algunos, será la economía. Tal y como la conocemos hasta el momento, es decir, va a seguir funcionando el mercado. Van a seguir la oferta y la demanda y los equilibrios. Otra cosa es que cambiemos nuestra percepción de los precios. Ya no van a ser los únicos que guíen las decisiones de las personas; van a ser importantes, es obvio, pero vamos a relativizar su influencia en la toma de decisiones. Ello nos llevará a aceptar precios superiores en determinados productos.
Bueno, empecemos con las previsiones más mundanas. Nos vamos a enfrentar a una caída del PIB descomunal, nunca vista en un trimestre. Propia de una guerra, que es lo que estamos sufriendo. Y la salida será relativamente rápida, o relativamente lenta, según lo miremos. Será una salida que podemos denominar, NIKE, es decir, caída brusca y recuperación gradual. Y eso por el efecto de todo lo que estamos haciendo, de toda la política fiscal que estamos aplicando.
Y esa política fiscal lleva aparejada un incremento descomunal de la deuda y del déficit. Esa será una de las primeras cosas que nos obligarán  a solucionar, el déficit, que de la deuda tendremos mucho más problemas. Me atrevo a hacer una predicción: todo el incremento de la deuda que tengamos como consecuencia de la epidemia, toda, deberá ser aparcada en los bancos centrales sin posibilidad de recuperación. Pero sólo la deuda como consecuencia de la acción de los gobiernos para el control de la pandemia. Es decir, la deuda que estamos generando en el momento actual. Esa deuda deberá irse diluyendo en los sucesivos resultados del banco central. Estamos de acuerdo que es una situación excepcional, por lo que necesitamos soluciones excepcionales.
Y después vendrá la reconstrucción, pero para eso espero a otro momento. Deberíamos ir sector a sector viendo cómo pueden ir recuperando su actividad, cómo pueden avanzar. Porque la crisis afecta de forma muy diferente a todos ellos. De momento lo dejamos ahí, que todavía estamos confinados y no veo mucho más allá de la casa de enfrente. La recuperación será una fase que debe implicar acuerdos, colaboración, cesiones, apoyos, ... No sólo a nivel estatal, también europeo y, obviamente, mundial. Creo que me acaba de afectar algo al cerebro. Tanta colaboración no cabe en este mundo de egoísmos e individualismos. Yo, desde luego, continúo perplejo de todo lo que está pasando y por lo que se atisba en el horizonte.



@juanignaciodeju


jueves, 2 de abril de 2020

ANTE LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

La realidad se empeña en que mi retirada del mundo blog no pueda realizarse definitivamente y me veo obligado a volver a ¿amenizaros? la existencia. Voy a intentarlo, por lo menos, aunque tengo claramente sensaciones contradictorias y, por lo tanto, es difícil pensar con claridad.
No vale la pena pensar en lo que hubiéramos podido hacer o no antes de esto, tiempo habrá para analizar lo necesario. Fallos lo ha habido; malas decisiones también; pero como dije un día, de la crisis del 29 se salió con la II Guerra Mundial y de la crisis del 2007 tenemos una guerra diferente. Si de la I Guerra Mundial el mundo vivió los gloriosos años 20, de la II Guerra Mundial se pasó a la mayor época de crecimiento del mundo, pensemos en lo bueno que podemos obtener de está 'guerra' contra un enemigo que no vemos pero que debemos atacar como lo hicimos en su momento.
Lo primero que debemos analizar es cómo vamos a salir de ésta. Espero que los responsables estén ya pensando en qué hacer, cuándo terminará esto y demás. No lo dudo. Y eso es fundamental para poder hacer un buen análisis y una buena evaluación de las políticas públicas que deberemos poner en marcha. Habrá que desempolvar manuales de economía que están escritos desde hace muchos años y dejar de pensar exclusivamente en términos monetarios. 
Porque los datos de empleo de hoy en España lo que nos muestran es que hay un shock de demanda claro. Una caída grande de la demanda que ha provocado un parón de la actividad. Antes del impacto, no existían graves problemas en la economía española, salvo determinadas expectativas de que las cosas iban a moderarse. Existía un problema de gestión de determinadas acciones, como pensar que los ingresos fiscales son como el chicle que se estira sin problema, y de gestión de los gastos del estado, que estábamos pensado en que todo era factible sobre el papel. Pero la llegada del impacto ha hecho que todo eso quede al margen y que la sociedad se encuentre muy asustada.
Bien, pensemos entonces en qué tenemos que hacer una vez ésto se ponga en marcha. Por lo tanto, lo más importante y urgente ahora es mantener el mayor número de empresas y actividad económica en marcha de cara al futuro. Porque el Estado no puede soportar el 100% de la actividad económica, como ya se demostró en las economías de tipo soviético, donde había constantes excesos de demanda en la economía y no se producían los ajustes necesarios porque la planificación no lo permitía. Por lo tanto, necesitamos al sector privado de la economía y, desde luego, debemos mantener el mayor número de empresas en funcionamiento. Incluso asumiendo riesgos a medio plazo para el Estado, como se hizo con el sistema bancario. 
En segundo lugar, tendremos que evaluar los sectores uno a uno y poner en marcha medidas para cada uno de ellos de forma individualizada. Por poner un ejemplo, lo bares y restaurantes, cuando volvamos a la normalidad, probablemente sean los últimos en incorporarse al sistema y cuando lo hagan tendrán serias restricciones a su funcionamiento. Eso implica que deberemos establecer un protocolo específico para ellos que permita salvar al mayor número posible de empresas.
Tendremos un problema claro con nuestra principal industria, como es el turismo. Tendremos que diseñar planes de actuación para que los españoles cubramos el hueco que dejan los extranjeros en nuestros hoteles y playas, al menos en el primer momento. Luego ya veremos cómo evoluciona. Deberían hacerse ofertas muy suculentas para los meses de verano e incrementar el periodo hasta los meses de otoño.
Las aerolíneas sufrirán una restricción de movimientos en un  primer momento y durante varios meses. La globalización no se va a parar, eso es obvio, pero los movimientos humanos se van a ralentizar, al menos en un primer momento. Buen momento para empezar a hacer I+D en ese sector.
Vamos a tener sectores que se vean muy beneficiados, bien porque la falta de movimientos va a provocar un parón del comercio internacional, bien porque desde los gobiernos tendrán que replantearse la lista de productos estratégicos. Sobre esos sectores tendremos que sustentar la reconstrucción. 
En tercer lugar, necesitamos que los distintos actores políticos se pongan  en marcha conjuntamente. Para poder pedir que exista una salida conjunta a la crisis en términos europeos, necesitamos primero que los políticos de aquí se pongan de acuerdo para iniciar las políticas y mutualizar los esfuerzos. Hay que abandonar las ideologías y ponerse manos a la obra para solucionar el problema. Luego les podremos exigir a nuestros socios que nos ayuden.
En fin, solo son unas ideas previas para poner en marcha las soluciones a esta situación. Como siempre, nadie me hará caso y harán bien. Solo son los pensamientos de un economistas perplejo y confinado.


@juanignaciodeju