miércoles, 29 de octubre de 2014

CARTA A LOS REYES MAGOS DE PODEMOS

He estado leyendo las propuestas económicas de Podemos para analizar dónde nos situaríamos en caso de una victoria electoral de la formación. Al margen de que este ejercicio hecho con todas las demás fuerzas implicaría situaciones muy parecidas a ésta, hacerlo con una formación que parte de la elaboración asamblearia de las propuestas puede significar una aproximación a las medidas que la sociedad puede demandar. Quede claro que no es un ataque a esa formación política, es simplemente un ejercicio de lo hipotético y lo real. Por ello le he dado forma de carta a los Reyes Magos y de respuesta de estos. Entre el deseo y lo que los padres deberíamos escribir debajo de cada petición de los hijos.

"Queridos Reyes Magos y Papa Nöel.

Como va a haber elecciones y estamos todos muy cabreados con el gobierno y todo lo que nos imponen desde Europa, hemos decido montar un partido político. Y como estamos cerca de las entrañables fiestas navideñas, hemos decidido pediros a vosotros las medidas económicas que queremos implantar.

Lo primero, que hemos sido buenos. Somos jóvenes que vemos las cosas de otra manera y eso no puede ser un pecado. Simplemente creemos que podemos transformar el mundo y por eso nos lanzamos a esto de la gestión pública que tiene buena pinta. Y para demostrar que no somos la ‘casta’ pues hemos montado una forma participativa en Internet de manera que voten todos a través del ratón del ordenador y se decida el programa de forma participativa.

Y ahora las cosas que se nos han ocurrido en materia económica. Sabemos que es difícil que nos lo deis todo, pero al menos la mayoría estaría muy bien. Sobre todo porque lo pide la gente y eso es sagrado. Y de esas cosas (de lo sagrado, se entiende) vosotros tenéis experiencia.

Bueno, al lío:

1.- Queremos que la gente gane un mínimo que le permita vivir. Eso es muy importante y lo vamos a establecer de la siguiente manera: cada persona recibirá un mínimo, por ejemplo, 600 euros al mes, de forma que si no gana más de 400 en un trabajo a tiempo parcial (trabajo que no podemos llamar asÍ) le pagamos la diferencia. Pero así con todos los españoles. En total, 47 millones. Calculamos que esto nos costaría como unos 22.000 millones de euros.

(Hijos nuestros, mirar que hemos repetido el cálculo con calculadora y finalmente por hoja de cálculo, que parece más segura, pero nos dan cosas diferentes. Si los cálculos están bien, e interpretamos bien las cosas, eso nos llevaría a 62.400 millones. No es que estemos en contra, es que nos parece una barbaridad.
Al margen, habría que hablar de incentivos y esas cosas. Puede que seamos perversos, pero entendemos que las retribuciones de la gente no deben basarse exclusivamente en subsidios, ya que al final esto desincentiva el esfuerzo.
Además, ¿no está ya repetida esta medida con la deducción en el IRPF? Habrá que modernizar y actualizar este concepto. Y parece más justo.
En fin, que algunos economistas nos desaconsejan esto porque parece poco operativo. Además, puede generarse algo que llaman ‘hiperinflación’ que suena muy mal. Y nosotros no estamos por aquello que suena mal. Nos han dicho que consultéis con algún economista distinto de los que lo habéis hecho, que la sabiduría está en el contraste)

2.- Lo segundo que quiere la gente, que nosotros querer no queremos nada, es que se puedan jubilar a los 60 años. De esta manera, se generaría trabajo y  rejuveneceríamos la clase trabajadora con nuevos brios y productividades mayores. Hemos calculado que el coste de esto serían sólo 15.000 millones.

(No hemos hecho el cálculo. Lo damos por bueno. Pero le vemos un problema: vais a sustituir personas con salarios elevados por trabajadores nuevos con salarios más bajos. En consecuencia, lo que dejamos de ingresar por un lado no lo recuperamos por el otro.
Además, puede ocurrir que se amorticen puestos de trabajo y, en consecuencia, no haya ni uno ni otro. Y la productividad de los nuevos trabajadores será menor al principio que la de los antiguos, con lo que los precios subirán y/o las ventas se reducirán. En definitiva, que tampoco parece recomendable lo que pedís.
Existe otro problema adicional: la pirámide de población está invertida –que nosotros no sabemos de eso, pero suena mal también- y eso indica, según algunos economistas con los que hemos hablado, que no se podrán pagar las pensiones en un plazo medio. Y eso nos preocupa. ¿O es que pretendéis transformar el sistema de uno de reparto a otro de capitalización? Si es así, obviamente uno se jubila cuando le parece bien, no tiene más que comprobar el importe de su pensión y decidir si lo hace o no. Si estamos en el de reparto, lo sentimos pero nos lo vuelven a desaconsejar)

3.- La gente tiene que tener derecho a una vida privada y a un ocio suficiente. Por ello, proponemos que la jornada laboral sea de 35 horas. Así se incrementará el número de puestos de trabajo, bajará el paro y la gente estará más contenta.

(Aquí podríamos hasta estudiarlo, pero allí donde se aplicó, como es el caso de Francia, ni bajó el paro ni se crearon nuevos puestos de trabajo ni subió la economía. En fin, que otra vez nos dicen que tampoco parece razonable a corto plazo. Otra cosa es a medio y largo plazo. Dada la pirámide de población puede ser una medida razonable para cubrir los puestos de trabajo necesarios. Pero para eso también está la inmigración que habrá. Esta medida prometemos estudiarla, pero a largo plazo)

4.- Para financiar todo esto, vamos a luchar contra el fraude fiscal y obtener 40.000 millones que no se pagan.

(Loable. Pero nos parece poco. Si consideramos que hay una economía sumergida del 25%, debe existir como poco un fraude de 80.000 millones y sólo abordamos la mitad. Además, dado vuestro ideario, esa mitad debería ser la de los ricos, pero esos no les podéis localizar tan fácilmente. Así que, esa cantidad saldría básicamente del pequeño fraude: trabajos en negro, facturas sin IVA y esas cosas. De todas formas, adelante)

5.- Pretendemos tomar posiciones de control en las empresas de los suministros y sectores clave de la economía, de forma que, por ejemplo, la luz se pague en función del nivel de renta. Con esto pretendemos evitar la pobreza energética.

(Algo con lo que estamos básicamente de acuerdo. Pero ahora ya no tiene ningún sentido. Eso se tiene que plantear en su momento, antes de la privatización total. Hacerlo ahora  equivaldría a la salida del accionariado de la mayoría de los accionistas, ya que ellos están en determinadas circunstancias y la situación ahora cambiaría sustancialmente. Pero es algo que se puede estudiar, aunque hay que limitar el número de sectores, las condiciones, etc.
Además eso que decís que existe en otros países de Europa es cierto sólo a medias ya que la Acción de Oro se usa sólo en caso de decisiones sobre el capital, las decisiones operativas no se ven afectadas –entre otras cosas, porque sería ilegal según la legislación europea)

6.- Y finalmente, la reestructuración de la deuda. Hay que auditarla y sólo pagar aquella que sea socialmente aceptable. El resto se reestructura, que en lenguaje económico viene a significar, se deja e pagar, y ya está. Esto generaría más dinero para lo realmente importante, que es lo que hemos puesto antes.

(No vamos a ser nosotros los que nos neguemos a la reestructuración de las deudas. Puede ser una medida eficaz para incentivar las economías. De hecho funcionó en Argentina. Sólo hay un problema. Pertenecemos a un área económica –la del euro- y hacer esto equivaldría a no pagar la deuda que tengamos con bancos europeos y fondos de pensiones americanos y hay que calibrar las repercusiones de esto en el sistema en su conjunto, incluido el BCE. Y nuestro problema es que necesitamos el dinero. Si no pagamos, cuando les vayamos a pedir más dinero para financiar las pensiones, la renta mínima, los salarios de los funcionarios, etc, nos dirán que no nos lo dejan. En consecuencia tendremos un problema.
La solución sería pedir un rescate, vía un aval del FMI. Pero eso implicaría lo mismo que hemos sufrido o peor y no creo que estemos dispuestos a ello.
Existiría otra solución: dado que no nos prestan dinero, lo fabricamos nosotros. Es decir, recuperamos nuestra soberanía monetaria y le damos a la maquinita, es decir, abandonamos el euro. Pero eso tampoco nos lo recomiendan los economistas con los que hemos hablado. Generaríamos hiperinflación y, en un periodo de dos o tres años, todos más pobres que las ratas. Salvo algún espabilado.
Además, vuestro problema no es de deuda pública, aunque ahora esté en el límite de lo recomendable, es de deuda privada. Y de esa no decís nada.
Os proponemos que a cambio de no hacer esto, que parece muy arriesgado, ¿por qué no solventáis el problema privado con una moratoria en el pago de las deudas hipotecarias, con lo que abordaríais el otro problema que os preocupa que es el de los desahucios?

En fin, que de todo poco podemos daros. ¿Qué os parece si lo cambiamos por un tren eléctrico?)"


No pretendo moralizar sobre nada de lo expuesto ni, por supuesto, desautorizar a los colegas que están trabajando en las propuestas. Simplemente poner límites a la imaginación de las personas a la hora de realizar propuestas económicas. No todo cabe en esto tan apasionante de la economía ni todo es realizable sin costes que uno debe ser capaz de evaluar y plantear para que la gente sea capaz de decidir. Eso es lo importante.
Al final, todo depende de las mismas cosas que se enseñan en las facultades, aunque pretendamos cambiarlas.
Y esto lo dice un economista en estado de perplejidad absoluta.





@juanignaciodeju






jueves, 16 de octubre de 2014

YA EMPIEZA A SER TARDE PARA CASI TODO

Como me temía, continuamos enfermos de la peor infección que nos podemos imaginar: la austeridad dogmática de la jefa del chiringuito que se llama Angela Merkel y cuya locura sistemática nos va a llevar, si nadie lo remedia, al desastre más absoluto sin ninguna posibilidad de solución. Y sin embargo, ella sigue con la suya, con las pilas duracell.
Vayamos por partes. En lo que respecta a España, las ‘raíces vigorosas’ que veía nuestro presidente parecen tubérculos esmirriados que no alimentan nada. Les ha faltado riego y paciencia por parte de los que mandan. Unas cuantas dosis de política monetaria expansiva podrían haber sido suficientes a modo de vitaminas para el crecimiento de las raíces, pero siempre nos lo niegan quienes más tendrían que pedirlas. 
Los países del sur, los manirrotos, empezamos a sacar la cabeza, aunque siempre está el papá alemán con el mazo para que la volvamos a bajar. Así, le dirán a Italia que es inadmisible un déficit del 2.9% y atacarán al gobierno. Lo mismo harán con Francia porque presenta un déficit por encima del permitido. Aunque vaya a liberalizar hasta el comercio de hormigas si es necesario. Da igual, la ortodoxia es así. Aunque habrá que ver en qué queda el órdago lanzado diciendo que el presupuesto es soberanía del parlamento francés. Veremos.
Con Grecia no ganamos para disgustos, en parte por tener una enfermedad más grave que los demás, en parte por cometer enormes errores en la gestión y todo por no reconocer lo elemental: la economía griega no va a ser capaz de pagar la deuda que tiene; hagamos una quita suficientemente grande para que pueda respirar y tiremos para adelante. “Es que eso afectará a la credibilidad del euro y se depreciará”, nos dirán. Pues eso es precisamente lo que queremos, que seamos más competitivos.
De Portugal tampoco tenemos buenas noticias: hay elecciones y el gobierno ha decidido relajar los presupuestos. Todo sea por mantener algunos cientos de votos y así poder mantenernos en el poder. Y si volvemos a ganar, ya les daremos la puñalada a estos ingenuos que pretenden cobrar una pensión digna.
Y, finalmente, con Irlanda, la verdadera joya de la austeridad, tampoco han ido excesivamente bien las cosas. Sí, mejoró su situación, pero a costa de un dumping fiscal que algún día nos va a provocar un disgusto considerable.
¿Y que pasa en los países centrales del euro? Pues que Alemania está camino de la recesión con un sector industrial con serios problemas y una creación de empleo suave. Las exportaciones están cayendo y no parece que puedan mejorar a corto plazo. Y todo porque existen variables más poderosas que los costes en este tema y que no las controlamos convenientemente (o sí, vaya usted a saber).
Al final todos los problemas que estamos detectando, básicamente el peligro de la tercera recesión en Europa, se mantienen por un simple problema: el euro es una moneda hiper-sobrevalorada. Y todo ello por la simple razón de estar bajo el yugo de los alemanes y su ortodoxia monetaria que han impedido repetidamente que el BCE pudiera hacer una política monetaria expansiva que depreciase la moneda y facilitase las exportaciones. A veces esto de la economía es muy simple: un poquito de masa monetaria, un exceso de oferta de dinero, un exceso de demanda de bonos y una bajada de los tipos de interés que provoca que nuestra moneda se deprecie. Al depreciarse la moneda, nuestros productos son más baratos y las importaciones más caras, compramos menos al exterior y vendemos más, nuestra balanza comercial mejora y trasladamos rentas del exterior al interior. ¿Es tan complicado?
Si cuando digo que nuestros políticos tendrían que aprender un poco de economía no pretendo explicarles todas las teorías. Me conformo con el multiplicador keynesiano y el modelo IS-LM. ¡Ya se por qué¡ He dicho keynesiano. En fin, que continuaré perplejo viendo caer el invento. Que nos pille en el lado bueno es lo que voy a pedir.


@juanignaciodeju


P.D. Los test de estrés a la banca europea tienen pinta de ser no malos, sino peores. Y quieren penalizar a la banca del sur, especialmente a la española. Al final, querrán que inyectemos más dinero en los bancos. Y si es así, el año que viene o al siguiente podríamos estar fuera del euro y con el desastre sobre nuestras vidas. Espero confundirme.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

GENIAL

Es sencillamente genial. Ahora va la OCDE, que ha alabado la austeridad introducida en la economía española como el método para solucionar todos nuestros problemas, y dice que la austeridad es mala. Vamos, algo así como ‘culo, pedo, caca y pis’ todo a la vez.

Eso sí, estos inútiles ya tienen salarios muy bajos, les hemos quitado todo aquello que les puede servir para vivir con un nivel de vida decente, les estamos quitando la formación para que no puedan argumentar nada coherente y, finalmente, les contratamos como mano de obra cualificada y muy barata, para los formados hasta ahora, y como mano de obra sin cualificar a los demás. Sencillamente el plan les ha salido genial.

¡Y todo porque se acaban de dar cuenta que la austeridad deprime el consumo! Ya digo, unas clases de economía no les vendrían nada mal a estos chicos que se dedican a formar opinión. Porque eso mismo llevamos diciendo un montón de economistas en este país: la austeridad no es el camino.

Lo que realmente está pasando es que si los países del sur, esos manirrotos que han vivido muy por encima de sus posibilidades, no consumen lo suficiente, los países del norte no venden sus productos y sus economías se resienten. Y entran en recesión. Pero cuando los países del sur consumen, los del norte viven mejor y mejoran. ¡Vaya por Dios! Luego la austeridad es mala y tenéis que consumir para que nosotros vivamos mejor.

Luego se quejarán cuando en las próximas elecciones en España casi puedan gobernar partidos radicales, como va a ocurrir en Francia con el Frente Nacional o en Grecia con Amanecer Dorado. Es normal que ante tanta incompetencia cualquier iluminado logre buenos resultados electorales. Ya lo hizo Hitler en el año 1933 y pasó lo que pasó.

Pues nada, ustedes a lo suyo. Que los demás estamos buscando cómo sobrevivir y con eso tenemos bastante. Por cierto, si alguna empresa alemana quiere venderme algo, que sepa que con mi salario actual no me da para nada, así que se abstenga. A lo mejor entonces le dicen a Rajoy que nos suba el sueldo.

Gracias Alemania, te lo debo todo.

Mientras tanto, continuo perplejo. ¿Pero alguien les puede enseñar algo de economía? Con un par de temas, de momento, vale. Como dijo aquel, 'esto en un par de tardes yo te lo explico'. Pues eso.



@juanignaciodejuan

lunes, 21 de julio de 2014

PESIMISTA (OPTIMISTA BIEN INFORMADO)

O últimamente no encuentro más que pesimistas en mi vida, o cada vez somos más los que opinamos que la cosa no va bien. Puede que seamos pesimistas, no lo dudo, pero es leer algo sobre la situación económica actual y o eres miembro del PP o piensas que no vamos nada bien.
Daré unos pocos datos:

-     Empiezan a circular informes por ahí que dicen que los activos tóxicos en la banca española se acercan a los 400.000 millones (incluso alguno lo supera). Si es así, no hay solución posible porque provisionar 400.000 millones de activos nos lleva al hundimiento general. Será una exageración, pero es un síntoma: nadie se fía de que la banca esté saneada. Mal asunto.
-        Por otro lado, la banca española acumula un total de 288.000 millones de euros en títulos de deuda pública española. Les hacemos ricos con nuestra misma pobreza.
-       Las rentas siguen cayendo. En concreto, en el segundo trimestre las procedentes de los salarios, un 0,4% con respecto al primer trimestre, y la de la propiedad un 22,7%. Si nuestro principal problema es de deuda privada, será complicado que salgamos de ningún sitio si no podemos pagar las deudas. Sumemos que las rentas de subsidios y pensiones también caen un 3.3%, con lo que la renta disponible cae un 2.7. Mal.
-       Consecuencia de ello, las familias españolas tuvieron que desahorrar, en concreto casi 3.000 millones de euros que tuvimos que sacar del calcetín para mantenernos. El año pasado, en este mismo periodo, nuestro ahorro se incrementó en 4.000 millones. Pero estamos muy bien.
-     Nuestras exportaciones están empeorando. Lo único que iba algo bien está empeorando, mientras que las importaciones están subiendo. Como consecuencia de ello, nuestra economía tiene necesidades de financiación crecientes. Toda la política de devaluación interna que hemos sufrido no está sirviendo para nada.
-       Por no hablar de la deuda pública, ese diablo que Montoro dice abominar pero que desde que está en el gobierno ha crecido a un ritmo de 9.000 millones al mes. Y ya está cercano al 100% del PIB.
-      Lo único que parece positivo es la evolución del empleo, pero hay que ser muy mala persona para decir esto. Los contratos son a tiempo parcial y por salarios de miseria, de forma que poco se puede decir que sea bueno. Si piensan que la gente por tener un trabajo de 500 euros al mes va a ser más positiva y a consumir más, pueden seguir sentados en sus sillones. Baja el paro, si; pero los contratos son muy precarios, los salarios muy bajos, y encima se está produciendo una salida masiva de capital humano de la economía que no podemos imaginar las consecuencias que va a tener.

No quiero seguir que estamos al borde de las vacaciones y no parece buena idea. Pero las cosas no van por un camino muy razonable. Y todo porque pensamos que los problemas de la economía española eran de déficit y deuda pública cuando realmente son de déficit y deuda privada. Es un problema de balance, pero privado. Mientras empresas y ciudadanos debamos más del 200% de nuestro PIB o incentivamos las rentas o no saldremos de la crisis. Y menos con el camino seguido por los tecnócratas europeos y por los gobiernos.
Esperemos que algún día alguien me lea (o a cualquier otro economista). Si son serios, tendrán en cuenta las opiniones. Aunque me temo que seguiré en estado de perplejidad el resto de mi vida.


@juanignaciodeju

jueves, 12 de junio de 2014

¿SABEMOS DE ECONOMÍA LOS ECONOMISTAS?

¿Pero sabemos realmente de economía los economistas?

Lo pregunto por las propuestas de reforma del mercado laboral que están haciendo. La última: que se establezca un contrato indefinido con indemnización cero durante un año para todos los trabajadores. Es decir, que puedas contratar a alguien un año y le puedas despedir sin coste para contratar a otro a continuación y así indefinidamente. O poder encadenar contratos temporales sin límite: un contrato de seis meses tras otro hasta que te jubiles.
¿Y la productividad? Alguien me dirá, no sin razón, que un trabajador temporal es también productivo. Pero la cuestión es que una empresa es un ente complejo, con procedimientos complejos, con relaciones interpersonales complejas, con maquinaria compleja, con un know how particular. Y los trabajadores de esa empresa necesitan un tiempo para integrarse, para aprender los mecanismos y para poder ponerlos en marcha de forma total.
Como profesor enseño a mis alumnos que la educación es una poderosa arma para el incremento de la productividad: con la alfabetización de los trabajadores, las empresas pueden usar maquinaria cada vez más compleja con lo que la productividad aumenta. Es decir, la productividad es una magnitud que se ve aumentada con la combinación de dos cosas: estabilidad y formación.
La formación es vital. Cada empresa tiene sus propios procesos que procura no desvelar a la competencia, dado que son los que le confieren alguna distinción en el mercado y, en consecuencia, algún poder monopolístico. Cuantas veces nos abordan los comerciales y nos dicen que esa forma de trabajar es única de su empresa. Esa diferencia es la que permite que existan diferentes precios de los bienes. Si el proceso es el mismo, o no resulta importante para el resultado final, el precio tiende a  igualarse. Por ejemplo: un desayuno en una cafetería no requiere de una especialidad muy elevada, por lo que en dos cafeterías próximas el precio deberá ser muy similar. Sin embargo, la elaboración de un menú requiere de un conocimiento más elaborado. Ahí si pueden existir diferencias en el precio. Y, por lo tanto, aquel que cocine mejor podrá cobrar un precio más alto por sus platos. Al final, esa diferencia es la que permite una cierta situación de monopolio y, en consecuencia, de precios distintos.
Y esa especialización requiere de tiempo para poder adquirirse. Tiempo que emplean normalmente los trabajadores de una empresa al principio de entrar a trabajar para formarse y obtener una cualificación que les permita ser diestros en los procedimientos de la empresa y, en consecuencia, más productivos.
Cuanto más tiempo está un trabajador en una empresa, mayor es el conocimiento que tiene de ella y, en consecuencia, mayor es su aportación al proceso productivo. También lo contamos en clase: las empresas tienden a acaparar talento. La razón es sencilla: la formación es cara, por lo que es preferible no perder talento en las épocas de crisis ya que la recuperación del mismo después resulta costosa. En esta crisis las empresas han perdido una ingente cantidad de capital humano que ahora deben volver a recuperar. Y eso es largo y caro. Sobre todo lo segundo. Porque mientras recuperas el capital humano perdido, tus competidores te irán ganando mercado y tendrás muy difícil volver a recuperarlo.
Y cuanto mayor sea el tiempo transcurrido en una empresa por un  trabajador mayor será su conocimiento de la misma y, en consecuencia, mayor será la productividad que aporte.
Y ahí radica el segundo gran elemento a tener en cuenta: la estabilidad. Si no hay estabilidad en las plantillas de las empresas difícilmente podrán tener productividades elevadas. Los trabajadores que están poco tiempo en las empresas tienden a tener productividades menores.
Juntando ambos conceptos (estabilidad y formación) es como se producen ganancias de productividad y, en consecuencia, incrementos de beneficios. Pero con la propuesta de los economistas de la CEOE no se obtendría ninguna de las dos. No existiría estabilidad, dado que al año el 95% de los contratos desaparecerían, por lo que ese periodo de formación tan necesario en las empresas no tendría cabida; y la formación adquirida no podría ser muy específica, porque corro el riesgo de que se la lleven a la competencia y, por lo tanto, de que obtengan ventajas competitivas adicionales. En definitiva, la productividad de esos trabajadores no sería elevada y, consecuentemente, los beneficios serían menores y sólo podríamos competir vía precio.
Definitivamente creo que los economistas no tenemos ni idea de economía. Voy a tener que darme unas cuantas clases el año que viene. O seguir estando perplejo, que parece más cómodo.




@juanignaciodeju

lunes, 5 de mayo de 2014

NUEVAS PREVISIONES DEL GOBIERNO

El gobierno acaba de modificar sus previsiones para la economía española hasta el año 2017. En ellas se afirma que la economía española va a crecer con cierta fuerza a partir del año 2016 gracias a que los españoles vamos a consumir más, las empresas van a invertir y las exportaciones van a seguir subiendo con fuerza. Es lo bueno de hacer previsiones: no hace falta acertar; es más, es conveniente fallar siempre.
Porque para crecer, la economía española necesita solucionar dos problemas muy graves que tiene: el endeudamiento de las empresas y familias y el alto nivel de desempleo.
Con el nivel de endeudamiento de las familias (ese famoso “haber vivido por encima de nuestras posibilidades” que dijo nuestro presidente) es complicado que se incremente el consumo. 771.654 millones de euros (un 75% del PIB)  tenemos que pagar los ciudadanos (a lo que habría que sumar el otro billón que debe el estado).  Eso significa que cada español, en un cálculo rápido, debe 16.775 euros. No es mucho, pero si le sumamos los 20.000 euros que debemos por parte del estado llegaremos a  los 36.000 euros que debemos cada español. Algo así como el doble del salario medio de los españoles. A esto hay que añadirle que las empresas deben la cantidad de 630.620 millones de euros. En global, la deuda de empresas y ciudadanos supera el 137% del PIB de la economía española.
Y ambas magnitudes se están reduciendo. La deuda de los ciudadanos ha caído en un año un 4,3% la hipotecaria y un 1,5% la dedicada al consumo. No está mal. Pero esas reducciones se han conseguido en un contexto de bajada de los salarios y alto nivel de desempleo. Obviamente solo puede ocurrir que descienda también el ahorro. Otra tragedia más de las que estamos viviendo en nuestra economía.
La de las empresas bajó un 9,5% con respecto al año 2013. Un esfuerzo considerable en un contexto de ventas congeladas y un PIB en retroceso.
Con estos datos la pregunta es evidente: ¿cómo vamos a incrementar el consumo? Es materialmente imposible que aquellos que aún conservan el empleo puedan incrementar el consumo puesto que los salarios a la baja o congelados y las deudas que nos acechan, amen del incremento impositivo que nos ha sometido el gobierno junto con la troika, hacen imposible plantearse algo más que la subsistencia. Sumemos los incrementos desmesurados de los precios de los servicios regulados y tendremos el cocktail perfecto: el consumo no puede subir.
El gobierno afirma que también va a subir la inversión. ¿Cómo van a invertir las empresas si no tienen financiación? ¿Van a comprar la maquinaria necesaria sin el apoyo de las entidades financieras? No parece posible. Cuando intenten acceder a créditos para financiar las inversiones lo normal es que les digan que tienen que bajar primero su endeudamiento y que se produzcan las refinanciaciones. Pero crecer la inversión, difícil.
En consecuencia, la parte de la demanda interna que afirma el ministro de Guindos que va a subir parece complicado que se produzca. Porque tenemos el segundo gran problema de la economía española: el desempleo. No es posible crecer de forma significativa (más allá del mero estancamiento en niveles muy bajos) si no reducimos de forma dramática el desempleo. Un 26% de desempleo es suficiente causa para que el PIB de la economía española esté en el suelo durante un periodo largo de tiempo sin poder reaccionar. Y eso lo sabe seguro el ministro de Guindos.
Además, la economía española está ajustando su población de una forma que, desde mi punto de vista, es dramática. La EPA dada a conocer el otro día era especialmente mala con la bajada de la población activa que se está poniendo de manifiesto en la sociedad española. Porque no hay sólo inmigrantes que regresen a su país después de haber estado en España trabajando y encontrarse ahora en el desempleo y con escasas esperanzas de salir de él;  es que los jóvenes españoles están emigrando a otros países de la Europa central aportando sus conocimientos. Conocimientos en los que hemos invertido toda la sociedad con la esperanza de recuperarlos en el futuro cuando los aportaran para mejorar el nivel de vida de los españoles. Y ese incremento de la renta no se va a obtener, por lo que habremos invertido dinero en nada. Una desgracia. Y emigran los mejor preparados, aquellos en los que hemos invertido más cantidad de dinero.
Y todo esto es posible por la nefasta política económica puesta en marcha desde el año 2010 en la economía española por obra y gracia de Merkel y sus secuaces. Es impensable que alguien con un mínimo conocimiento de economía pueda pensar que las medidas puestas en marcha por los gobiernos desde el año 2010 vaya a terminar dando sus frutos. Con una política de ajuste fiscal tan brutal, la devaluación de los salarios bestial que nos han impuesto y la inacción efectiva del BCE, la economía no puede expandirse. Es materialmente imposible. Y lo malo es que los responsables lo saben.
En definitiva, con el nivel de endeudamiento de las empresas y familias y el nivel de desempleo de la economía española, parece muy difícil que se cumpla el cuadro macro presentado por el gobierno el miércoles pasado. A no ser que, eso sí, responda a una necesidad coyuntural de los próximos 18 meses. En ese caso es hasta moderado. Estoy pensando en montar un partido político y presentarme a las elecciones, de forma que el movimiento perplejo se vea reflejado en el parlamento. Es una opción.



@juanignaciodeju


miércoles, 9 de abril de 2014

LA DEFLACIÓN: CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?

Hoy voy a ser pesado. Voy a volver a hablar de la deflación.
¿Existe verdadero riesgo de que España tenga deflación? La respuesta es claramente si. Y no porque lo anuncie el FMI, que siempre va por detrás de la realidad. Es que es la política que ellos mismos han impulsado junto con la Comisión y el BCE. La famosa devaluación interna lleva a esto. Les guste o no, son los responsables. Y ahora van y ponen la alarma.
Lo voy a explicar. Cuando empieza la crisis del euro, año 2010, deciden los ‘listillos’ de Europa que los países endeudados por nuestro modelo de crecimiento debemos corregir nuestra situación exterior, es decir, el hecho de que nuestra balanza de pagos sea negativa. Técnicamente, lo que proponen es: hay que mejorar la competitividad de esos países para que paguen sus deudas y mejoren su situación. Impecable.
El único problema es que nuestra situación es complicada. Nuestro tipo de cambio real (aquel que nos relaciona con el resto de países) es una combinación del tipo de cambio nominal (el que vemos en los periódicos) y del cociente de los precios nacional / extranjeros. Cómo estamos en el euro, nuestro tipo de cambio nominal con respecto al 60% de nuestras relaciones exteriores no varía, luego sólo podré ganar competitividad modificando el cociente de precios. Como los países buenos del euro no van a subir artificialmente sus precios, debemos bajar los nuestros. Y de ahí toda la política diseñada: rebajas de gasto público; subidas de impuestos, sobre el consumo y sobre la renta; desregulación del mercado de trabajo para que los salarios bajen e incremento de los costes de los servicios básicos de forma que no exista una renta sobrante.
Las consecuencias las llevamos poniendo encima de la mesa un grupo de economistas: eso va a mejorar nuestra competitividad, pero va a perjudicar nuestro sistema económico. Y no nos hemos confundido desgraciadamente.
A todo esto, otra solución habría sido que el BCE impulsase la economía con medidas de política monetaria, que habrían influido sobre nuestro tipo de cambio, provocando una depreciación del euro que fomentase las exportaciones fuera de la zona. Pero eso no convenía a los países centrales y, durante años, decidieron que no se haría nada de forma que la economía fue deslizándose lentamente hacia la senda de la deflación.
Llegados a este punto, el gobierno español surgido de las elecciones de 2011 aplicó el programa con toda la crudeza del mismo con el argumento de que mejor una vez colorado que ciento amarillo, refrán que en este caso se traduce en: ‘les aplico a los ciudadanos un programa de máximos para solucionar el problema y ya está. Si lo pasan mal ya lo solucionarán de alguna manera’. Y se aplicó la solución en sus máximas expresiones. Desde este blog, durante el año 2012, fui bastante crítico con todo lo anunciado, aun cuando incluso le alabé alguna medida a medias. Y, dada mi humilde fuerza, no me hicieron caso. La conclusión es que, después de 18 meses de sufrimiento exagerado, la economía empezó a repuntar ligerísimamente. Lo cual llenó de alegría a nuestros responsables que lanzaron inmediatamente las campanas al vuelo anunciando el fin de la crisis y la recuperación inminente. Y así llevamos desde hace un año.
El repunte se debió a la mejora de la competitividad; a los incrementos extraordinarios de nuestras exportaciones en palabras de nuestro presidente. Pero la economía es tozuda. Tiene dos lados: la oferta y la demanda. Y por mucho que mejoremos la oferta, si la demanda no tira es difícil que la situación mejore. Y eso ocurrió con el sector exterior. Las exportaciones dieron síntomas de agotamiento. Y entonces se acordaron de la demanda interna. Y en el último trimestre del año repuntó ligeramente. Hay que ver que ocurre ahora, en este trimestre, aunque algunos análisis apuntan a que va a mejorar. Particularmente, pienso que la evolución de la inflación y, sobre todo, de los precios del sector exterior, no apuntan nada positivo.
Y llegamos al punto clave: los precios y la demanda. Con una demanda tan débil los precios de los productos van a bajar, máxime cuando los salarios lo han hecho y, seguramente, lo seguirán haciendo durante los próximos meses. No hay buenas noticias por ahí. Sólo mantenemos tasas positivas de precios por el comportamiento de los productos monopolizados (energía, básicamente), que se están aprovechando de la situación. La caída de los precios de estos últimos meses parece indicar que la demanda sigue débil o muy débil. Y ese debería ser nuestro principal problema ahora.
Porque o incentivamos la demanda interna o los precios seguirán bajando. Y si los precios bajan, el sistema económico se colapsa. Y podemos pasarnos así no una década, como Japón, sino el doble o el triple. Y eso será responsabilidad de los ‘listillos’ europeos.
Y entonces va el FMI y dice que la solución para España es ¡bajar un 10% los salarios! Pienso que o se han olvidado de la economía que aprendieron en la facultad o que nos están tomando el pelo. Si bajamos más los salarios, a parte de incrementar la morosidad de nuestras deudas, no consumiremos más, sino menos. Y los precios seguirán bajando. Al menos eso pienso.
Hay que subir los precios. Es inevitable. O subimos los precios o nuestro sistema se parará: nuestras deudas no se verán mejoradas por la subida de precios; nuestras rentas no crecerán en términos nominales ni reales; nuestras empresas deberán cerrar; se incrementará más el desempleo; … Hay que subir los precios.
Porque si entramos en deflación, como les digo a mis alumnos, los economistas no sabemos como actuar. Con la inflación no tenemos problemas, pero con la deflación, mejor no probar. Al menos que pretendan que todos estemos perplejos, como este humilde economista.






@juanignaciodeju

viernes, 28 de marzo de 2014

VOLVERÁN LAS OSCURAS ...

¿Cuánto será el Déficit Público? Seguro que cumpliremos más o menos, quizá un poco por encima pero no mucho. Y se mostrarán eufóricos. Que si somos los mejores, que si ya creen en nosotros hasta en la Luna, que si en Bruselas nos invitan a copas todos los días, …
Y los españoles respiraremos aliviados. No nos harán nuevos recortes y estaremos mejor. Incluso el gobernador del Banco de España nos dirá que las previsiones que ha hecho son pequeñas y que, realmente, vamos a crecer mucho más y a crear un montón de empleo equivalente a tiempo completo. Y volverán las oscuras golondrinas …
Porque el déficit que hoy presente el ministro Montoro será de cerca de un 7% del PIB. Por encima de lo que pagamos de intereses. Es decir, seguimos teniendo déficit primario que no hemos corregido, por lo que el descenso del pago de los intereses no frena el incremento de la deuda que seguirá creciendo. Pero oficialmente vamos a declarar inaugurado el periodo del optimismo. No seamos ingenuos.
Aguantarán hasta las elecciones del año que viene, año y medio, para intentar mantener el estatus actual, pero en cuanto se celebren, sea quien sea el ganador, volveremos a los recortes y a las subidas de impuestos. Las oscuras golondrinas …
Y será un error garrafal, como vengo denunciando desde este blog desde que empezamos con la loca carrera del recorte y la subida de impuestos generalizada. Lo que tenemos que hacer es crecer para que se generen nuevos ingresos en la economía, para que la gente consuma más, para que las empresas ingresen más IVA, para que se paguen más impuestos directos, vía IRPF o IS. Hay que generar más actividad para que se paguen más impuestos que permitan mejorar el déficit primario. Y a la vez el incremento de la actividad generará menores gastos en prestaciones por desempleo, menores derechos en las becas, menores transferencias de rentas, y disminuirá el déficit primario y estaremos mejor. Así si. Pero las oscuras golondrinas …
Hay que hacer una política monetaria expansiva que genere inflación de forma que nuestras deudas se reduzcan en términos reales y puedan ser asumidas mejor por los deudores. Hay que permitir un respiro a las personas endeudadas para que puedan incrementar su consumo. Hay que fomentar el crédito a las empresas para que puedan seguir funcionando e incrementando la actividad. Hay que establecer ayudas a la contratación para que, cuando se incremente la demanda, sea más fácil contratar. Y hay que invertir en el futuro mediante la investigación básica que proporciona resultados quizá a los diez años, pero que implican un incremento importante de la renta a partir de ese momento. Todo esto hay que poner en marcha, pero las golondrinas …
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar. Volveremos a las malas noticias semanales y a los viernes de dolores en los consejos de ministros. A los recortes en sanidad y en las pensiones, en la educación, en las prestaciones; a subir los impuestos para cuadrar el déficit; a las reclasificaciones de productos en el IVA para incrementar la recaudación, …
Y si el gobierno empieza a hacer cosas ya mejor. Le propongo unas cuantas: reforma del sector eléctrico de verdad; de la distribución de hidrocarburos, de la distribución de mercancías; mejora de la asignación de recursos en los mercados mayoristas; racionalizar la administración en la distribución de competencias; …
En definitiva, incremento de la competencia en los mercados, lo que generará incremento de nuestro nivel de renta en el futuro.
Y así pintaremos las plumas de las golondrinas y podremos escribir: volverán las blancas golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar. Queda peor, pero es más razonable. Por lo menos, no tan tendente a la perplejidad.

@juanignaciodeju


jueves, 6 de marzo de 2014

LA DECISIÓN DE MARIO DRAGHI

Llevo mucho tiempo invocando la política monetaria expansiva en la zona euro. En principio como motor de la expansión económica y solución de nuestros problemas a corto plazo; en la actualidad, y sin desdeñar esta acción, como forma de evitar la situación de inflación muy moderada a la que nos dirigimos y, en el peor de los casos, la deflación.
¿Por qué es malo tener una inflación muy moderada? Lo explico con un ejemplo muy sencillo: supongamos que estamos en un mercado obteniendo beneficios con unos costes controlados. Eso será una indicación de que es un mercado que admite nuevos operadores y, en consecuencia, se crearán nuevas empresas que generarán nuevos puestos de trabajo. Si ese mercado baja los precios, los beneficios se reducirán y habrá empresas que deban cerrar por no cubrir sus costes y, en consecuencia, el desempleo crecerá. En definitiva, como les cuento a mis alumnos, la inflación es como el aceite de un coche: es necesaria para engrasar la maquinaria y que funcione bien; aunque un exceso provoca que el motor funcione mal.
Por lo tanto, tenemos que tener algo de inflación en nuestras vidas. La falta de ella provocó la extensión de la crisis japonesa. Y si hay deflación, como los precios van a bajar en el siguiente periodo, los consumidores dejan de adquirir los bienes pensando que los podrán comprar más baratos en el periodo siguiente. En el año 2009 un alumno me preguntó si sus padres debían comprarse un piso. Le dije que esperaran, que los precios iban a bajar. Espero que me hiciera caso; y que no compraran preferentes de Bankia.
En consecuencia, hay que hacer una política monetaria expansiva. Si. Rotundamente. La cuestión es cómo. Una bajada de tipos de interés a la antigua usanza no sería muy efectiva. Nos gustaría a los hipotecados, lógicamente, pero no tendría mucho efecto. Sencillamente porque los bancos tienen excesos de liquidez que están guardando para superar con nota los estrés test a los que les van a someter. Y porque no se fían de ellos mismos y, en consecuencia, no se prestan dinero ‘no vaya a ser que tú tengas tanta mierda en tu balance como yo en el mío’. En estas condiciones, o compran deuda pública con un buen tipo de interés (y si no que se lo pregunten a los fondos de inversión monetarios) o lo deposito en el BCE con rentabilidad 0. Total, no pierdo mucho en el envite: sólo un 0,25%.
Admitir nuevos colaterales en los créditos tampoco ayudaría mucho. Ya es admisible casi cualquier cosa. Incluso los bonos griegos que tienen la consideración de bono basura. Incluso la deuda de las cajas españolas rescatadas. Es decir, en esta crisis si alguien se ha jugado su pellejo han sido los bancos centrales que han empeorado considerablemente la solvencia de sus carteras. Esperemos que no tengan problemas de recuperabilidad futura. Y si no, para eso estamos los contribuyentes.
Nos quedan dos cosas: dejar de filtrar las compras de bonos de los países periféricos y prestar más dinero. La primera es una consecuencia lógica de pertenecer a una zona monetaria dominada por ortodoxos como son los alemanes, todavía aterrados por la evolución de la inflación tras la primera guerra mundial y los problemas de financiación del patrón oro. Evidentemente eso no es deseable ni previsible en las circunstancias actuales, no necesitamos ‘financiar una guerra’ como escribió J.M. Keynes, pero siempre habrá quien recuerde que la monetización de la deuda genera inflación. Eso es precisamente lo que necesitamos en estos momentos. Por eso lo proponemos.
La segunda medida, la inyección de liquidez adicional, debería estar condicionada para que no suframos otras consecuencias. El problema básico no es la liquidez, como he argumentado, es la falta de crédito. Para ello debería proponerse un sistema que incentivara la concesión de créditos por parte de los bancos. Algo complicado.
Además, con la primera medida, la monetización de la deuda, acabaríamos con dos problemas adicionales: bajarían las primas de riesgo de forma rápida, dado que habría más demandantes y, en consecuencia, los precios subirían (y bajarían las rentabilidades); y, por otro lado, induciríamos a los bancos a dar créditos a tipos más reducidos, ya que no obtendrían rentabilidades de otra forma. Si a este le añadimos el paso fundamental de cobrar por los depósitos que hagan los bancos comerciales, pues mejor. Habría que evitar la competencia que pudieran hacer los países que necesiten financiación y que aprovecharán para emitir deuda ellos también. Pero para eso contamos con la inestimable colaboración de las empresas de ratting.
Toda una decisión la que tiene que adoptar Draghi. Enfrentarse a Alemania y monetizar deuda o dejar que una parte de Europa se japonice para beneficio de la otra parte que se aprovechará de los salarios bajos de la primera para producir y, al final, toda Europa entre en una recesión continua y permanente. ¡Que la fuerza le acompañe!


@juanignaciodeju



viernes, 10 de enero de 2014

UNA INGENUIDAD


¿Y si al final el gobierno de Rajoy tiene un plan? A lo mejor nos lo oculta para que no nos vayamos, o para que mantengamos la moral alta, como los militares en las guerras. O quizás es que no lo podemos conocer todavía. El caso es que no me creo que actúen así sin una hoja de ruta perfilada de antemano. Al menos eso se supone de las mentes que hay por ahí. Alguien en algún momento ha tenido que trazar un plan de acción y discutirlo. Un brain storming para ver si es bueno o malo y decidir cómo y cuándo se pone en marcha. Porque lo contrario sería poco razonable.

¿Y si al final el gobierno de Rajoy no tiene un plan? Todo lo hecho y dicho por sus ministros, secretarios de estado, directores generales etc sería pura improvisación y las medidas adoptadas por el gobierno en los dos años que llevan habrían sido pura y simple improvisación del momento. Eso cuadra muy bien con las dudas con el sistema financiero y las tres reformas que se hicieron en apenas dos meses de gobierno que termino en lo que la mayoría de los economistas pensábamos que tenía que terminar: con la creación de un banco malo. Y el apoyo estatal a los bancos, que nos costó lo que nos costó. En este caso, Rajoy iría día a día aplicando medidas inconexas unas de otras y saliendo al paso de los desafíos que le impone el momento. Entonces si sería comprensible su euforia de final de año. ¡Bastante ha tenido con llegar hasta aquí vivo!

Porque el gobierno está muy contento con la evolución del desempleo, tanto que habla ya de cambio histórico en la tendencia, aunque lo que realmente está ocurriendo es que la gente está abandonando el país o dejando de ser población activa. Si, ha disminuido el desempleo, pero lo ha hecho sin que haya aumentado el empleo. Paradoja fácil de interpretar: la gente lo deja, los inmigrantes se van y los jóvenes españoles también.

Si lo analizamos un poco en profundidad y mezclamos todo en algo conexo veremos lo que ocurre: una política consistente en la deflación interna con increíble sufrimiento de los ciudadanos, a los que se obliga a bajar los salarios (o los costes salariales, que es lo mismo) para mantener su puesto de trabajo y, en muchos casos, una reducción de la plantilla; una política fiscal  que ahoga a ciudadanos y empresas obligándoles a una rebaja de precios no conseguida nunca en el planeta; una política social de rebaja de cualquier beneficio que pueda adoptarse; el establecimiento de un copago en la sanidad en todo lo que se puede establecer, llegando a cobrar incluso por las medicinas hospitalarias a enfermos graves; una rebaja de las pensiones a medio y largo plazo; una presión increíble sobre los consumidores con el establecimiento de precios abusivos en mercados regulados que favorecen exclusivamente a los oligopolios; un empobrecimiento general de las condiciones de prestación de los servicios públicos más esenciales, estableciendo precios públicos muy superiores a los razonables para la situación económica y salarial que estamos viviendo; …

Un pequeño botón de muestra. Al final, de todo ello sale una necesidad de abandonar de los ciudadanos, en algunos casos acelerando el resultado final de sus procesos de enfermedad con el abandono de tratamientos, o la emigración de los jóvenes en los que hemos invertido grandes cantidades de dinero en su formación para que sirvan de mano de obra barata en la Europa rica, o la desaparición de los registros de empleo por el convencimiento de la inutilidad de los mismos. Y de ello se desprende una reducción de la población activa y una reducción del desempleo. Un plan perfecto para decir que se han hecho las cosas bien.

Pero no, sigo pensando que Rajoy  no tiene un plan y sus ministros menos aún. Que improvisan en sus decisiones según se presentan los problemas. Llamarme ingenuo si queréis.

 

@juanignaciodeju