lunes, 11 de enero de 2016

EL BANCO CENTRAL CATALÁN

Ayer se eligió nuevo President en Catalunya. El Muy Honorable Puigdemont hizo un discurso muy previsible y obtuvo la confianza de la cámara catalana con una mayoría absoluta al borde de la legalidad (porque fue votado como a las diez de la noche, tan sólo dos horas antes del plazo legal).
Y de su discurso, al margen de que los españoles somos muy malos y ladrones, dijo algo que me causó una importante desazón: que iba a crear un Banco Central Catalán (BCC). Vamos, que estamos en la rampa de salida de un corralito al menos en Catalunya, y que probablemente afecte a todos los clientes de las entidades de crédito catalanas. 
Lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿Qué es un Banco Central?
Lo diré de forma muy simple: un Banco Central es un banco. Punto. Coge dinero de algunos y lo presta a otros. Tan sencillo como eso. Y entre sus pasivos, es decir, entre sus deudas, se encuentran tres partidas fundamentales: el Efectivo, es decir, el dinero que existe en ese sistema; los depósitos que los clientes han hecho en él; y las divisas que ese país ha generado con sus transacciones (al margen de otros activos, como el oro, que se hayan acumulado en el transcurso de la vida). ¿Qué pasivos tendría ese Banco Central Catalán? De momento no lo sabemos. Pero sólo de momento.
Entre sus activos, es decir, entre las formas de hacer negocio, tendrían dos cosas fundamentalmente: créditos a los bancos comerciales fruto de la política monetaria y los créditos al sector público.
Además, un Banco Central tiene básicamente las siguientes funciones:
1.- Es encargado legalmente y con exclusividad de la emisión del dinero, que es en la actualidad fiduciario con todas las consecuencias que eso tiene..
2.- Es el encargado de mantener e implementar la política monetaria, que en la actualidad es una estrategia independiente de los gobiernos y, en consecuencia, no controlable por el ejecutivo.
3.- Es el Banco del Estado, aunque en la actual configuración en Europa ya no se cumple esa función, aunque el resto de bancos centrales si la mantienen.
4.- Es el Banco de los Bancos, es decir, actúa como banco comercial de los bancos comerciales y, por lo tanto, acepta depósitos y presta dinero a los bancos comerciales.
Hay otras funciones pero con ésto nos vale. Pues bien, el BCC asumiría esas funciones. En Europa actualmente no se asumen algunas de ellas, como la emisión de moneda, pero porque el tratado de fundación del BCE la traslada a ese organismo. Pero claro, para hacer eso y tener el Euro como moneda, necesitará que se aplique el tratado fundacional al BCC, lo cual no parece muy posible. Además, la estrategia para conseguir el BCC pasa por transformar el actual Instituto de Crédito en el BCC, pero ya le dijeron tanto el Banco de España como el BCE que eso no era posible negándole la ficha bancaria. Total que tenemos un pequeño problema por delante.
Supongamos que aun así siguen adelante y montan el BCC. Eso implicará, automáticamente, una cosa: los bancos radicados en Catalunya pasarían a tener supervisión del BCC y no del BdE. Lo que implicaría que La Caixa y el Banco de Sabadell ya no estarían cubiertos por el BdE y, en consecuencia, dejarían de tener las garantías que les ofrece el actual sistema monetario europeo. ¿Por qué? Pues sencillamente porque ese Banco no tendría ficha bancaria europea.
Además, al no formar parte del tratado fundacional del BCE no podrían recibir fondos del Banco Central ya que no sería un banco del eurosistema. Y si no pueden hacer frente a sus pasivos, están en quiebra y deben cerrar.Y para evitar un pánico bancario y proceder a la liquidación ordenada del patrimonio de los bancos, las autoridades catalanas deben proceder  a fijar un máximo de dinero que puede retirarse de esos bancos. Esto es un corralito.
El problema es que los ciudadanos catalanes conservarían, en función de la Constitución Española, la nacionalidad española, con lo que podrían viajar a Zaragoza y sacar ahí el dinero que no podrían en Barcelona, por lo que esa limitación de extracción de fondos debería extenderse a las sucursales de los bancos que se vean afectados, con lo que tendríamos un corralito de los bancos en toda el estado. Y si tenemos ese problema con algunos bancos, la prudencia exigiría que se aplicasen medidas de control similares al resto de bancos.
Otro problema adicional es la moneda. Dado que el BCE no va a prestar fondos a un banco que no supervise directa o indirectamente, tanto La Caixa como el Banco de Sabadell no podrían obtener fondos vía préstamos mientras mantengan la sede social en un territorio que no dispone del Euro como moneda. Luego o se deslocalizan o no pueden seguir manteniendo el Euro como moneda y se verán obligados a emitir su propia moneda a través de BCC. Y esto es otro problema mucho más grave para la ciudadanía catalana.
Normalmente nos acusan de que somos catastrofistas y de que nada de esto sucederá porque todos estaremos de buen rollo y cachondeo. La experiencia griega ha demostrado en el 2015 que las armas de los unos son muy poderosas y que los sufrimientos de la población pueden ser muy altos si no actuamos con cabeza. Al final el gobierno griego tuvo que aceptar todo lo que le proponían incluso después de un referendum porque la amenaza de salir del euro fue muy fuerte. No quiero ser catastrofista, aunque ya lo he expresado en más de una ocasión: el Euro supone un cordón importante, pero fuera del Euro hace mucho frío y es mejor estar dentro. Esto lo comprendió el gobierno griego, aunque un poco tarde. Esperemos que los catalanes sean capaces de comprender que no es conveniente esta situación por mucho que se la vendan con lacitos rosas. Porque yo sigo en estado de perplejidad absoluta con lo oído ayer.


@juanignaciodeju