miércoles, 20 de junio de 2018

PERPLEJO

Ando estos días un poco perdido por cómo evolucionan las cosas. Y eso implica que no soy capaz de concentrarme en nada, salvo intentar salir de mi estado y procurar una mejor vida y un encaje más sencillo en la sociedad. Pero no hay manera, y paseo por las calles cabizbajo y pensativo, intentando encontrar un punto al que agarrarme para superar mi estado. Pero ahí sigo y, en consecuencia, los días van pasando y las situaciones prolongándose en el tiempo. Y hay reacciones que provocan que el estado de perplejidad aumente, y los nubarrones se hagan más oscuros. Y si, no es razonable que en el Mundial de Rusia los equipos estén fallando tanto y haya selecciones inicialmente favoritas que estén, a estas alturas, tan mal. Pero oiga, esto es fútbol y como tal hay que tomarlo.
Pero mi estado no se debe al hecho de que Alemania haya perdido con  México, ni a que Japón ganase a Colombia. No. Mi estado se debe a que un tipo tan poco razonable como Donald Trump ocupe un puesto de tanta responsabilidad en el mundo y nadie pueda hacer nada por cambiarlo.
Porque ya no es que abandone todos los foros multilaterales del mundo, incluso cuando se dedican a la protección de la infancia a la que, por cierto, él tampoco protege. Eso lo teníamos descontado desde hacía tiempo. Ni que abandone un tratado de control de los desarrollos nucleares con Irán y firme otro, similar, con una dictadura de las más oscuras del mundo como es Corea del Norte. Ni el blanqueo de su líder, que ya es mucho hacer por la paz mundial dar carta de naturaleza a un dictador que es capaz de asesinar hasta sus familiares para mantenerse en el poder. Mi perplejidad surge porque este individuo está convirtiendo al sistema económico y financiero mundial en un polvorín que cuando estalle nos va a provocar un serio problema a todos. 
Lo digo porque no contento con enemistarse con sus vecinos más cercanos, como México con el tema del muro y los aranceles a los productos que se importan desde allí, básicamente automóviles y esas cosas; o Canadá, con los aranceles que les ha puesto -no son enemigos graves, son vecinos a los que mantener a raya. También se ha enemistado con Europa poniéndole aranceles al acero y demás productos: al fin y al cabo es el competidor más importante que tiene. El gran problema de este individuo es que se está enemistando, vía aranceles y demás, con China. 
Podemos estar de acuerdo en que China usa su política cambiaria como arma para aumentar sus exportaciones, lo que le ocasiona una ingente cantidad de divisas que usa convenientemente. Y que esa circunstancia ha sido puesta en cuestión hasta por el propio FMI. Que China debe revaluar el Yuan es algo evidente; que eso generaría una mejoría económica en el resto del mundo, también.
El problema es qué hace China con sus excedentes de divisas. Normalmente compra deuda, fundamentalmente americana. Por lo tanto, que pongamos aranceles a los productos chinos implicará que ellos se replanteen la adquisición de la deuda y eso implique que la ingente cantidad de deuda que hay en el mundo tenga un difícil encaje y, en consecuencia, que suban los costes de colocación y los rendimientos y eso provoque, en definitiva, una crisis de deuda que difícilmente podremos manejar. Si eso sucede, podríamos estar en una situación más compleja incluso que en el año 2007.
Por eso es urgente que se hagan, desde este nuestro pequeño mundo, una de las dos siguientes cosas: o bien mutualizar nuestra deuda (se entiende que la europea) vía la emisión de bonos a nivel europeo, lo que es complicado por la resistencia de los monetaristas alemanes; o bien hacer una quita de la deuda general con el fin de generar capacidad de endeudamiento futuro para estar preparados ante la eventualidad que se puede generar, lo cual es del todo punto imposible, pues pondríamos al BCE en estado catatónico.
Estoy convencido que no se hará ninguna de las dos, aunque si se van a dar pasos importantes hacia el futuro con los acuerdos entre Merkel y Macron de ayer mismo. Pero son aun tímidos e insuficientes. Sólo quedará el mantenimiento de políticas de compra de deuda como la actual, aunque el margen de maniobra será cada vez más escaso. 
No se si podré salir de mi estado algún día. Me temo que no, que deberé seguir estando perplejo hasta el fin de los días porque siempre habrá alguien que defienda ideas caducas e ineficaces con tal de ganar unas elecciones. Me volví de Marte pensando que las cosas iban a mejorar, pero me encuentro con que seguimos igual o peor, y encima mirando el flequillo del dueño del mundo sin hacer nada por cambiarle. Y yo creo que es eso lo que no le deja pensar. No se, puede que algún día le recomiende un peluquero. ¿Aceptará?




@juanignaciodeju