lunes, 17 de octubre de 2016

MIRANDO A MAS LARGO PLAZO

El otro día, dando clase, me vinieron a la cabeza algunas ideas sobre problemas que tenemos ahí y que algún día habrá que abordar para dar soluciones. Creo que va siendo hora de cruzar algunos puentes que están ahí.
El primero de ellos tiene que ver con el futuro de las pensiones. Dados los desequilibrios que se están produciendo, o hacemos algo ahora o no podremos reaccionar en el futuro. Y se plantea el problema de ir separando fuentes de financiación. Ya se separaron en el pasado, dejando el sistema sanitario a un lado y el de pensiones a otro. Y parecía que eso nos llevaba al equilibrio. Pero aquello ya no existe. Hay que empezar de nuevo. 
Alguno propone cambiar las fuentes de financiación de determinadas pensiones: las no contributivas se financian con los impuestos, las contributivas con las cotizaciones., Sólo aplazaremos el problema otros cuantos años. Por lo tanto, hay que proceder al análisis. Y a la toma de decisiones.
El sistema español de seguridad social se basa en tres patas: trabajadores, salarios y cotizaciones. Todos tienen que estar equilibrados para producir un resultado satisfactorio. 
El número de trabajadores es fundamental, de ahí que nuestro presidente en funciones no haga más que prometer que llegaremos a los 20 millones de trabajadores que nos llevarán al nirvana de los ingresos de la Seguridad Social y, con ello, al superavit de las cuentas y a incrementar la hucha de las pensiones. Nada más alejado de la realidad. Alcanzar los 20 millones de trabajadores significará recuperar una cifra que ya tuvimos en el pasado, pero no implicará volver a una situación de cuentas saneadas. Hacen falta los otros dos factores. 20 millones de trabajadores con salarios más bajos sólo provocarán un tenue equilibrio en el sistema. Necesitamos, adicionalmente, que los salarios sean mayores, lo cual no parece que sea el camino en la actualidad. Por lo tanto, se requerirán unos 3 millones de cotizantes más para alcanzar una posición similar, lo que implicará unos tres millones de puestos de trabajo por encima del máximo histórico de nuestros empleos y, en consecuencia, un nivel de plenos empleo desconocido con una tasas de desempleo cercana al 0% y un volumen de trabajadores en pluriempleo elevado. No parece que ese vaya a ser nuestro futuro dentro de 10 años. Por lo tanto, para alcanzar esa situación deberíamos incrementar las cotizaciones un 10%, lo que significaría una disminución considerable del empleo y, por lo tanto, no alcanzaríamos la cifra mágica de los 20 millones de trabajadores. Sólo habría un camino en estas circunstancias: incrementar los salarios. 
Porque además,. encontrar tal volumen de trabajadores implicará apostar decididamente por al inmigración y no creo que el actual ministro del interior esté muy por la labor de que eso ocurra. Y no digamos nada de Le Pen en Francia o los del Brexit en Reino Unido o los austriacos o los polacos. No. Definitivamente, no parece una solución. 
Por lo tanto, habrá que modificar el sistema. Los habrá que opinen que hay que acabar con él. Yo creo que no, que hay que reformarlo. ¿Cómo? Pues quitando cargas directas al sistema para que sea más fluido. Por ejemplo, rebajando las cotizaciones al 20%, creando un recargo especial en el IRPF del 6%, y modificando el Impuesto de Sociedades en una forma que no perjudique a las empresas por crear empelo pero sí por los salarios bajos. Establecería un sistema de cobro de las pensiones en función del salario que se cobrara y posibilitaría la aportación de cantidades adicionales por parte de las personas a modo de plan de pensiones individual pero de carácter público. Finalmente, establecería un recargo especial en el IVA de un 2% en los productos gravados con el IVA normal y un impuesto especial sobre el tabaco para financiar la Sanidad y otro sobre la gasolina. Por último, dedicaría un 2% de los fondos recaudados en el IRPF para la formación, en forma de deducción en la tarifa. Y si hacen falta más fondos, establecería un impuesto específico para financiar el sistema. La idea es incrementar el número de trabajadores y el salario de los mismos. Si no suben los salarios, gravaríamos el incremento de los beneficios de las empresas de forma que se generasen los ingresos por los salarios, el IRPF o el IS. Finalmente, habría que focalizar una actividad "comercial" del estado hacia la Seguridad Social, Por ejemplo, las autopistas estatales, o determinados ingresos de la RENFE o la tasa sobre lo seguros de riesgo, Obviamente, habría que quitar la deducción por la aportación a los planes de pensiones privados y determinar qué deducciones de las existentes actualmente deben mantener y cuáles no.
El otro tema que creo que deberíamos abordar es el de los paraísos fiscales. Creo que es imposible acabar con ellos por más que nos lo propongamos. Territorios donde la gente pague pocos impuestos siempre van a existir,. Por lo tanto, lo que hay que hacer es convivir con ellos y aceptarlos. Pero hay que evitar que esos paraísos fiscales condicionen nuestro sistema. Para ello, creo que la ONU debería establecer una lista única de paraísos fiscales, declararlos como tales y establecer una tasa Tobin para cada movimiento bancario con origen o destino esos países. Tasa muy baja, por ejemplo del 0,7%, pero que gravaría todos los movimiento de intercambio de dinero en los bancos de esos países. Con ese 0,7% recaudado, la ONU podría hacer políticas de desarrollo y acabar con el hambre en el mundo. Al fin y al cabo, políticas redistributivas que tanta falta hacen. Y también proceder a la cancelación de determinadas deudas de países que no pueden ni podrán hacer frente nunca.
Supongo que nadie aplicará esta medidas. Son sólo elucubraciones de un economista perplejo. Solo espero que se abra el debate sobre esos dos puntos importantes de nuestras vidas económicas. Hay que hacer algo que se acerca el momento en que me toque cobrar pensión y no lo tengo nada claro. ¿Será que éste un punto más de mi perplejidad?

@juaniganciodeju