miércoles, 11 de noviembre de 2015

LA INDEPENDENCIA

Me resisto a entrar en el debate artificial de la independencia de Cataluña porque creo que no lleva a ninguna parte, aunque al final no voy a tener mas remedio que plantear mis dudas económicas.
Cuando uno piensa en que los muy liberales votantes de CDC se han unido con los socialdemócratas de ERC ya le suena raro. Piensa en otros partidos socialdemócratas como el PSOE o el Partido Socialista Francés, con sus múltiples contradicciones ideológicas y su abrazo amoroso a las políticas neo-liberales de privatización y venta del sector público, reducción de los derechos laborales, santificación del equilibrio presupuestario etc. No me parece mal la evolución ideológica de las personas y las instituciones, pero creo que ha sido excesiva. Baste recordar las opiniones iniciales de Felipe González y Miterrand sobre la nacionalización de la Banca y de la red de transporte eléctrica como grandes medidas de economía social. Fueron ellos mismos los que, posteriormente, vendieron los bancos públicos y privatizaron las empresas eléctricas. Nada que reclamar, pero simplemente hay que apuntarlo.
Pero esos muy liberales votantes de CDC, defensores a ultranza de la Unión Europea, del Euro como moneda común, de las democracias liberales europeas, del concepto europeo en su conjunto, están pendientes de lo que opinan los anti europeos y proclives a la desaparición del Euro de la CUP como moneda para formar gobierno y aprobar las normas de ese nuevo estado catalán. Nada que objetar a ello, simplemente que parece extraño ver de la mano a los anticapitalistas y a los industriales de la Cataluña más emprendedora. No es malo, es simplemente poco razonable.
El hecho en si es que esa unión produce extrañas situaciones finales, como ver votar a los liberales ardorosos una propuesta para declarar el aborto como un derecho. ¿Que opinaron los obispos que tanto apoyan el proceso teniendo que aceptar esos peajes? A mi particularmente me parece bien que el aborto sea considerado un derecho, pero cabe recordar que esos mismos liberales votaron en contra en el Parlamento Español. 
Y ayer prometieron que todo sería mucho mejor con una República Catalana. Parten del hecho de que tendrían un presupuesto superior en 16.000 millones y, claro, con 16.000 millones más uno es capaz de prometer la luna. Pero esa cifra no es del todo cierta.
En primer lugar, parte de un concepto tramposo de medir las cosas, considerando que se cumpliría la clausula del Ceteris Paribus en economía. Bien, eso no se cumpliría desgraciadamente. Es muy probable que los gobiernos, mercados y agentes económicos individuales que deben actuar no apliquen ese concepto hagan algo, es decir, que actúen. Y en consecuencia, lo más probable es que las cifras cambien a la baja.
Supongamos que no. Esa cifra tendría que asumir la necesidad de nuevos gastos no contemplados, tales como un servicio exterior, un ejército, etc. Obviamente, los 16.000 euros supuestos irían menguando.
Añadamos también la deuda que debería imputarse, ni siquiera la que debería generarse nueva como consecuencia de las inversiones realizadas por el estado en Cataluña. Baste recordar que se invirtió una ingente cantidad de dinero en las Olimpiadas de 1992 que sufragamos a escote. Refiriéndome únicamente al Fondo de Liquidez Autonómica, la exigencia de pago de los 38.000 millones que se han dispensado hasta el momento, más los 2.300 que están solicitando, haría que Cataluña tuviese que acudir al mercado a pedir ese importe y eso equivaldría a quitar unos 4.000 millones más al año en intereses de esos 16.000.
Y, finalmente, la gran trampa. Afirman que van a crear una Agencia de Seguridad Social Catalana donde los empresarios y empleados deben ingresar las cuotas de sus empresas. Pero, al mismo tiempo, dicen que los pagos a los actuales pensionistas catalanes son del Estado Español. Es decir, me quedo con los ingresos y tu sigues con los pagos. Eso es hacer unas pequeñas trampas en el solitario. Si actuamos racionalmente, la tasa de cobertura de las pensiones en este momento en Cataluña se encuentra en el 64%, lo que significa que el déficit está en un 36% que habría que restar de los 16.000 millones, si es que queda ya algo.
Y a eso añadir el déficit público que, año tras año, está generando el gobierno catalán. Que no es poco, más bien de 2.000 millones todos los años. Al final, parece que ese excedente sería más bien nulo o negativo en mucho más.
Sin los 16.000 millones, ¿cómo pretenden subir los salarios de los funcionarios? Parece complicado. ¿Cómo van a subir las pensiones?. Sólo hay una salida, que sería la subida de impuestos de forma generalizada. Y entonces vuelvo a pensar en la burguesía catalana representada por CDC sudando la gota gorda por que esta huida hacia adelante al final les va a costar mucho dinero.
Y todo esto sin violar la clausula 'ceteris paibus'. Si hacemos política ficción, imagino que La Caixa abandone Cataluña como sede para evitar una debacle en el resto de España, igual que el Banco de Sabadell. Imagino que las grandes empresas del polo de Barcelona, ante la posibilidad cierta del abandono del euro (dado que la CUP así lo va diciendo)  y la salida de la UE, actúen con racionalidad económica y se deslocalicen. No es algo deseable, pero es inevitable. Imagino que la poca o mucha deuda que asuma la nueva república tenga una financiación prohibitiva y que, fuera del euro, cualquier nueva moneda que se crease estaría fuertemente devaluada con el consiguiente empobrecimiento de la población. Imagino revueltas y problemas por la falta de productos básicos y demás. Pero eso ya es mucho imaginar.
Lo que si puedo imaginar es que el nuevo estado debería estar reconocido por algún otro estado para tener legitimidad. Si no hay reconocimiento internacional es como si no existiera. Y no creo que los países del UE, los USA, o los países iberoamericanos entren en ese juego. No queda mucho donde agarrarse.
Lo que si veo claramente es que las causas judiciales abiertas y seguidas según las leyes españolas decaerán por falta de legitimidad. No existirían por no reconocer ni los tribunales ni las leyes que se les aplican. Y, por lo tanto, no ha habido nada. Y, si seguimos imaginando, puedo ver a la familia Pujol sin ir a declarar, presentarse a un juicio, devolver ni un sólo céntimo y viviendo tranquilamente con sus empresas en paraísos fiscales sin pagar un sólo impuesto. Este Economista Perplejo tiene la mente muy calenturienta. ¿Es eso lo que se pretendía?



@juanignaciodeju


P.D. Sigo sin tener respuesta a una pregunta que hice el otro día: ¿Puede una personas de izquierdas ser nacionalista?
Es que cuando yo era marxista aquello significaba la internacionalización y el abandono de la frontera en pos de una unidad del proletariado. ¿Eso ha cambiado?