sábado, 9 de junio de 2012

QUE GANE NADAL, ALONSO Y LA SELECCION

Bueno, ya está aquí el rescate de España. Ahora sí que va a ser imprescindible la ayuda de la Virgen del Rocío, como pidió la ministra de Empleo el otro día. Aquellos que crean, que pidan por los demás; aquellos que no crean, que se metan en la cama para el resto de la década.

Porque nos van a rescatar, eso es seguro. Y probablemente esta misma tarde, después de una videoconferencia que van a tener los ministros del ECOFIN esta misma tarde. Es sábado, hay futbol, es la mejor fecha posible. Mañana nadie se va a manifestar por ello, ya que desde las 14 horas, con el tenis, el partido de la selección, después Alonso en Canadá, nadie se va a fijar en eso y el gobierno podrá salir airoso.

Y todo esto, ¿por qué? En febrero ya dije que a este país le faltaba crecimiento, que era la clave para mejorar la situación. Y no sólo critico, he dado soluciones a todos los niveles: local, financiero, fiscal, europeo. Luego soluciones, hay. El problema es que nadie las quiere adoptar. Desde luego, las instituciones mundiales y los países del otro lado del Atlántico están tremendamente preocupados por la evolución de la economía española, La única que está tranquila, porque está mandando como siempre ha querido, es Angela Merkel, que se siente la lideresa del mundo liberal y suscita la admiración del resto de liberales del mundo. Pero está equivocada y se lo hemos dicho muchos (no todos) economistas. Bien, veamos por qué.

Este país tenía una estructura bancaria muy particular, con más del 50% de origen público, gestionado por políticos incapaces y dominado por partidos, sindicatos, patronales: las cajas de ahorro. Eran los eslabones débiles del sistema dedicados a financiar estructuras ineficaces, innecesarias y carísimas Maquinarias de fabricar dinero para la mejor gloria de los dirigentes a los que, además, les aplaudían las obras y les renovaban los mandatos. Con ello, cuando se produce el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, España no puede proceder a la nacionalización del sistema, dado que ya es público. Lo primero que debe hacer el Banco de España es deslocalizar el sistema, que es la primera reforma financiera que se hace.

El problema es que los partidos no quieren perder su capacidad de influencia en la economía financiera y deciden la agrupación por color político, Nace Bankia, Novacaixagalicia, Catalunyacaixa, etc. No son estructuras eficientes, son uniones o bien locales (las cajas gallegas o la catalana) o bien partidistas (como es el caso de Bankia). Y de ahí que el problema no se haya solucionado.

El segundo paso es quitarles el poder a los políticos y la ayuda financiera. De ahí las salidas a bolsa y los préstamos a esas entidades. Para forzarlas a ello se les empieza a exigir niveles de capital cada vez mayores, lo que debilita los balances. Además, en un contexto económico cada vez más débil y una economía en una atonía total. Mal dirigida, peor gestionada y cada vez más equivocada, la economía española empieza a ser incapaz de asumir sus necesidades, pero los dirigentes europeos no atinan con las medidas y provocan la mayor crisis europea de toda su historia en común. Se basan en medidas equivocadas, contraproducentes, en una única dirección que acaban por laminar las pequeñas luces que se vislumbraban en el horizonte. Los famosos brotes verdes de Salgado existían, pero la política económica puesta en marcha por Europa los secó de forma radical.

Y se cambia el gobierno, dado el hartazgo de los ciudadanos con las erróneas decisiones adoptadas. Pensábamos que todo iría mejor, que las cosas se solucionarían porque el gobierno tendría una hoja de ruta que iba a aplicar de forma razonable y los mercados y demás países europeos nos creerían. Pero las primeras mediadas adoptadas son, otra vez, erróneas. Se aborda mal el problema, se hace caso a la única política admitida por Merkel y la economía entra en barrena. El paro se desboca, el consumo se hiela, la producción se paraliza, y nuestros socios, después de las políticas seguidas, se paran en seco, con lo que nuestras exportaciones dejan de crecer y la economía española colapsa. Ante esta situación, somos muchos los economistas que nos planteamos otras soluciones, Algunos somos poco conocidos (o, más bien, completamente desconocidos) otros son más famosos. Emilio Ontiveros, José Carlos Diez, Paul Krugman, Joseph Stiglitz son sólo algunos de los que opinan que así no podemos seguir, que el camino es el equivocado. Y lo dicen. Pero los que manda, o más bien, la que manda en Europa, no cambia de opinión.

Y ese colapso de la economía española afecta a nuestro sistema financiero. Los ciudadanos en paro o con sueldos rebajados o congelados, o las empresas que no pueden vender sus productos, o las familias que no pueden hacer frente a sus deudas, es decir, la ciudadanía en general se encuentra cada vez más desincentivadas al consumo, por lo que la economía se para y los bancos, necesitados de actividad para la obtención de capital, se ven obligados a evitar cualquier política de riesgos que pueda empeorar su balance. Sin actividad, los bancos no generan capital y, en consecuencia, sus balances empeoran y necesitan financiación.

Ese es el problema crucial de la economía española: o empezamos a crecer a corto plazo o no saldremos de esta situación. Todas las reformas puestas en marcha tendrán efectos a medio plazo, pero el problema financiero es a corto plazo. Y de ahí las críticas que, personalmente, he hecho al gobierno. El medio plazo está muy bien, pero los ciudadanos tenemos necesidades a corto plazo. Necesitamos actividad económica a corto plazo, dado que nos estamos desapalancando (nuestras deudas son menores que en el año 2007) y no tenemos confianza en nuestra situación. El desempleo nos acecha, los impuestos suben y subirán, los sueldos tienden a descender por la devaluación interna que nos imponen, los precios bajarán, aunque los productos básicos, aquellos que no podemos dejar de hacer (energía, transporte, etc) seguirán subiendo fruto de un sistema monopolístico y muy mal controlado desde el poder y el gobierno, falto de ideas y paralizado por la situación, no hace nada para cambiarlos ni para solventar la situación de los ciudadanos. No se ha adoptado ni una sola medida de incentivo de la actividad económica, todas han sido recesivas. Y la situación tiende a empeorar.

Porque el problema de España no es un excesivo gasto público, ni la desaforada actividad del sector público intervencionista de la economía, es un problema de ingresos que el ¿ministro? Montoro no es capaz de atajar. Lo único que se le ocurre es subir los impuestos para intentar tapar los agujeros. Imaginemos una empresa que no vende en el mercado y sus directivos, ante los problemas, hacen dos cosas: reducir personal y subir los precios. Todos sabríamos que el final de esa empresa es cerrar. Pues es lo que está haciendo Montoro: reducir los gastos y subir los precios, pero la recaudación no hace más que disminuir y, en consecuencia, el déficit aumentar. Esa es la situación y la incapacidad de nuestro gobierno. Tendría que plantearse una reforma fiscal que modificara figuras impositivas y cambiara para que la recaudación recayera sobre los nuevos sectores que están creciendo ahora. Por ejemplo, la famosa tasa Tobin, que afectaría a las inversiones meramente especulativas, no al ahorro como nos dicen desde el mundo liberal. Pongamos un ejemplo: una tasa de 0,5% sobre las transacciones en bolsa generaría un mínimo de 3.000 millones de euros de recaudación. Y es la más simple, ya que no estaríamos interviniendo sobre otros aspectos del negocio financiero, Esa es la cantidad que se quiere ahorrar en educación. O modificar los impuestos sobre la edificación, que en este momento no generan ingresos, para mejorar la recaudación vía otros tipos.

En fin, que lo voy a dejar por hoy. Volveré, pero ahora me voy a prepararme para lo que nos espera: la intervención será esta tarde y lo anunciarán de madrugada, para que no nos soliviantemos y mañana estemos adormilados con los acontecimientos deportivos. Por lo menos que Nadal gane, que Alonso quede primero y que la selección le meta 5 o 6 goles a Italia. Son los únicos consuelos que nos esperan.

@juanignaciodeju

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