jueves, 25 de octubre de 2012

UN POCO DE POLITICA MONETARIA

Voy a hacer un poco de pedagogía bancaria. Espero que alguien me lo reconozca económicamente.

Últimamente la gente se pregunta ¿por qué no podemos dejar caer los bancos’. Y lo hace con la lógica aplastante de la ciudadanía: si mi empresa puede quebrar y encontrarme en la calle sin más amparo que un seguro de desempleo menguante y un panorama desolador en el empleo, cualquier empresa (y los banco lo son) debería poder encontrarse en la misma situación y cerrar cuando fuera insolvente. De esa manera nos ahorraríamos todos una buena cantidad de dinero (el ministerio de Economía y Competitividad va a introducir una enmienda en los presupuestos para poder incrementar la deuda en 60.000 millones de euros para recapitalizar los bancos, tal y como advertí el mismo día del ‘préstamo en condiciones muy favorables’). Nos ahorraríamos también los sufrimientos que vamos a afrontar (y estamos afrontando) por los recortes que nos imponen desde fuera (o no) en estos años. Con lo cual, dejemos que quiebren y se acabó el problema.

Y gente con algunos conocimientos económicos (no muchos) también lo plantea como si eso fuera la panacea de los problemas. Y por dinero que les hemos prestado y avalado, las condiciones indicarían que es mejor deshacerse de la ‘grasa’ y quedarnos exclusivamente con lo bueno (si es que lo hay) del sistema financiero.

Y de tanto oírlo, parece ser una idea extendida por ahí. El problema es que no podemos dejar caer los bancos. Y esto es así por dos motivos básicamente: uno por pacto legal y otro por imperativo económico.

El pacto legal se remonta al año 2008, cuando los jefes de gobierno de la UE pactaron que no se iba a dejar caer ningún banco en Europa. Cuando cae Lehman Brothers en septiembre de 2008 se desatan todos los infiernos en el mundo financiero y es cuando se pacta que eso no va a ocurrir en Europa. Es la época de los rescates multimillonarios de las bancas inglesa, alemana, francesa, etc. Y de los avales de la banca española, cuya peculiaridad es que el problema importante no era privado, sino público y que comentaré más adelante.

El imperativo económico viene por el hecho de que los bancos son creadores de dinero, es decir, de cada euro que hay en circulación (lo que llamamos Base Monetaria) existen en la economía más euros vía los que los economistas denominamos ‘multiplicador del dinero’ y que es, simplificando, un cociente entre el coeficiente de efectivo y el coeficiente de reservas. En sus términos más simples, algo como lo siguiente:

                              (e + 1)/(e + r)

Que implica que dependiendo de los deseos de la gente de tener efectivo en su poder y de las reservas que tengan los bancos comerciales en el Banco Central, así será la cantidad de dinero que haya en el sistema. Como la mayoría de nosotros tenemos nuestro dinero en el banco y los bancos comerciales tienen poco dinero en reservas del Banco Central (legalmente es un 2%), el multiplicador es elevado. Por ejemplo, si e = 10% y r = 2% el multiplicador tendría un valor de 9,17, o lo que es lo mismo, por cada euro que existiese en circulación existirían 9,17 euros en el sistema financiero.

Por otro lado, los bancos comerciales actúan aceptando depósitos, que son sus pasivos, y prestando ese dinero a otras personas (que serían sus activos). Por lo tanto, su balance muy simplificado sería algo como lo siguiente:

               BANCO X

       ACTIVO      PASIVO

        Créditos       Depósitos

De forma que el Banco X será solvente cuando sus activos (es decir, sus créditos) sean iguales que sus pasivos (es decir, los depósitos). El problema es cuando los créditos (activos) son menores que los depósitos (pasivos) por la mala gestión de sus directivos, es decir, cuando lo que tengo que cobrar o puedo convertir en dinero no supera a lo que debo a los depositantes. Este es el caso de la banca española con problemas en la actualidad, y si dejáramos que cayera implicaría la desaparición de la práctica totalidad de los depósitos de ese banco. Y eso implicaría la desaparición de otros depósitos en otros bancos en razón de la relación del multiplicador monetario.

Esto significa que no podemos dejar caer un banco, especialmente si es un banco de grandes dimensiones. La desaparición de masa monetaria que eso implicaría nos llevaría a un desastre económico de tales proporciones que no nos lo podemos permitir. En todo caso, hay que proceder a la liquidación ordenada, salvaguardando los activos para poder hacer frente a los pasivos (depósitos).

¿Y por qué no se ha hecho antes? Otra pregunta retórica que parece que últimamente se ha extendido. Nos dicen que la recapitalización de los bancos tendría que haberse hecho en el año 2008 o 2009 cuando la hicieron en toda Europa. Pero obvian que la banca española con problemas eran las Cajas de Ahorro, que ya eran públicas (según la ley de cajas, responsabilidad de las Comunidades Autónomas). Luego habría sido algo así como darle dinero a las CC.AA.. Lo primero que hubo que hacer fue sacarlas del poder autonómico (primera reforma financiera) mediante fusiones entre ellas que las deslocalizaran. Una vez deslocalizadas, exigirlas un mínimo de capital y pasarlas a la dependencia del Banco de España (segunda reforma financiera) forzándolas a la búsqueda de socios que les permitieran subsistir (las salidas a bolsa de Bankia y Banca Cívica son el ejemplo) o a la nacionalización y posterior venta a otro banco que tuviera capacidad de asumirla (como es el caso de UNIM). Pero eso no se pudo hacer en el año 2008. Los tiempos son los que son.

Y para terminar, ¿qué es lo que está pasando en el sistema financiero que está paralizado en la concesión de créditos? La respuesta está en la fórmula del multiplicador monetario expuesta antes. Si la gente aumenta su deseo de tener dinero en efectivo (o salen capitales de España) o si los bancos comerciales depositan más dinero del necesario en el Banco Central (del billón de euros que prestó a 3 años el BCE, en abril había en reservas 870.000 millones), la oferta monetaria (la cantidad total de dinero en circulación) disminuye y, por consiguiente, todos los tipos de interés se incrementan (incluida la prima de riesgo). Y esto se ve alimentado, además, por la parálisis de la economía real (la no financiera) que hace que el canal de distribución que deberían ser los bancos (‘canal de transmisión de la política monetaria’ lo llamamos los economistas) no esté funcionando y la economía se encuentre en una situación de práctica paralización, disminuyendo la renta y, por consiguiente, bajando la recaudación impositiva e incrementándose los gastos y el déficit público. Es por ello que soy tan pesado con eso de fomentar el crecimiento, ya que si eso no ocurre, el canal de transmisión seguirá cerrado y la política monetaria seguirá sin funcionar.

¿Cuándo terminará todo esto? La respuesta la he dicho en varias ocasiones: para el año 2015 podremos ver un poco de luz al final de túnel dependiendo de la evolución que tengan los bancos comerciales. Hasta entonces toca seguir sufriendo por los recortes y la política económica que se está haciendo.

En definitiva, que no podemos dejar caer los bancos, que nos van a costar un ojo de la cara (algo así como 300.000 millones en total), que a pesar de ello la economía seguirá en recesión y que todo puede mejorar, ligeramente, para el año 2015. Espero confundirme. O no, que me estoy volviendo como Rajoy.







@juanignaciodeju





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