Ya tenemos aquí las propuestas
económicas de Ciudadanos elaboradas por Luis Garicano, Catedrático de la London
School of Economics. Y, fiel al compromiso que me marqué, las voy a pasar a
analizar tal y como hice con las de Podemos. En este caso, no hay carta a los
Reyes Magos, aunque podría. Pero es que estamos en el mes de Abril y para
cuando sea 6 de enero ya no lo van a tener en cuenta.
Vuelvo a decir lo mismo que el
post de Podemos: someter todo programa electoral a un escrutinio tiene el
inconveniente de que es siempre parcial y sesgado. Pero bueno.
Podemos resumir las propuestas,
al menos la publicadas por distintos medios de comunicación, en dos grandes
bloques que he llamado Mercado Laboral y Estructura. Las propuestas presentadas
ayer se centran casi exclusivamente en las empresas, por lo que o faltan todo
lo relativo a la demanda, o los periódicos que he leído no entran en ello. Reconozco
que debería acudir directamente a las fuentes y que ellos me dieran los
documentos concretos. Pero no me veo en ello.
Antes de entrar en detalle, como
economista que soy, empiezo a estar preocupado por la aparición de tanto colega
en la elaboración de programas electorales y atrayendo votos. A partir de ahora
para ganar las elecciones todos los partidos deberán poner un economista
independiente en sus filas. Garicano,
Navarro, Lacalle, Díaz, … Creo que la economía es muy importante en
nuestras vidas, creo que esta crisis nos ha hecho verlo claramente, pero también
pienso que hay que hablar de otras muchas cosas que no son economía y que, por
lo tanto, no sólo hay que contactar con economistas. Además, los economistas
somos gente rara que normalmente no nos pondremos de acuerdo en las propuestas.
Ya sabéis, ante un problema, dos economistas tendrán visiones diferentes y darán
al menos tres propuestas de solución.
Venga, vayamos al país de las
maravillas que nos planeta Ciudadanos:
1.- Mercado Laboral
Lo primero que llama la atención
es que se apuesta por el contrato único. Es una vieja aspiración que se ha
mantenido desde que se empezó a hablar de las posibles reformas del mercado de
trabajo.
El contrato único presenta múltiples
ventajas, como que simplifica la maraña de contratos que tenemos y se presenta
como garante de que todos nos enfrentaremos a las mismas condiciones
independientemente de nuestra capacidad de negociación. Pero presenta también
muchas ineficiencias que habría que solucionar. Por ejemplo, la existencia de
los trabajadores fijos discontinuos, es decir, trabajos que se producen con
estabilidad pero con discontinuidad en el tiempo, de forma que se trabaja nueve
meses y se descansa tres, por mor del carácter cíclico de la actividad. No le
veo encaje en el contrato único, al menos con unos costes razonables.
Además, el contrato único tal y
como se plantea no elimina el riesgo de los contratos indefinidos sin tiempo de
realización que se están firmando en otros países: un contrato indefinido pero
donde el horario es tan flexible que no se concreta de tal modo que hoy puedo
trabajar de seis a siete de la mañana; al día siguiente, de ocho a doce de la
noche y al tercer día no trabajar ni una hora. Con una normativa laboral más rígida
como la española, ese tipo de contratos no está contemplado o tiene que hacerse fraude de ley para incluirlos.
Pero básicamente se centra en la
formación como eje de todo lo relacionado con el mercado laboral. Y maneja dos
propuestas básicas en este tema, supongo que al hilo de los problemas de los
cursos de formación que han aparecido en los últimos tiempos.
La primera es considerar que los
fondos de formación de los trabajadores les pertenecen a ellos. Siempre lo he
defendido. Otra cosa es cómo lo implementamos. La propuesta que se intuye es la
vieja idea de los cheques de formación. Es decir, que a los trabajadores se nos
asigne el importe en un talón que nosotros gastemos en lo que nos parezca
oportuno, siempre desde el punto de vista de la formación. Y aquí podemos estar
en desacuerdo.
Lo primero es que con las
cantidades que se aportan para formación por cada trabajador es poco en su
salario, con lo que ese importe sería insuficiente como para acceder a un
determinado curso. En segundo lugar, para cuando tuviésemos una cantidad
suficiente estaríamos ya formados en lo que sería razonable en nuestro puesto
de trabajo, por lo que sería de todo punto ineficaz. Y en tercer lugar, porque las
necesidades de formación pueden ser muy diferentes entre sectores, categorías y
empresas. Por lo tanto, no es tan lineal plantear eso como una posible solución
a nuestros problemas de formación.
Para poner un poco de luz a todo
esto, si consideramos una aportación del estado a la formación de 3.000
millones de euros considerando una población activa de 20 millones de
trabajadores apenas tocaríamos a un cheque individual de 150 euros por
trabajador. Y con ese dinero, la capacidad de formación queda muy limitada.
Además, si eso se implantara,
deberíamos regular muy bien qué se puede hacer y quién lo puede hacer. Es
decir, hasta qué punto se dispone libremente de ese dinero y hasta qué punto se
debe condicionar a los deseos de los empresarios. Reconozcamos que el sistema
actual de los cursos de formación es erróneo pero hay que pensar más en cómo
reformarlo de forma adecuada.
La segunda propuesta tiene que
ver con los parados, de forma que le posibilita un sistema parecido con la
formación y la prestación por desempleo, que convierte en decreciente.
Aquí aparece un poco la figura de
lo que en su momento se llamaron los ‘reaganomics’, las propuestas económicas
de Ronald Reagan en EE.UU. a principios de los años 80 del siglo pasado. Porque
hay que ser claros: el 99% de los parados que están cobrando el subsidio no lo
hacen voluntariamente, por lo que establecer mecanismos desincentivadores del
cobro del subsidio, por mucho que quede muy bien, parece del todo ineficaz para
gestionar la búsqueda de empleo.
2.- Estructura
Con respecto a este segundo
nivel, el programa es mucho más extenso, por lo menos en lo que yo he
clasificado las propuestas.
Se intenta que se creen empresas.
Da igual el motivo o la realidad: hay que crear empresas a cualquier precio. Para
ello, se establecen dos medidas que en algún medio de comunicación aparecían
con grandes titulares: los visados express para atraer el talento extranjero y
la nueva regulación de los autónomos. Con respecto al primero, habrá que
hacerle ver al señor Garicano que necesitamos que vuelvan los nacionales que se
han ido al extranjero, que bastante talento hemos perdido por ahí (vía la ‘movilidad
exterior’ de nuestra entrañable ¿ministra? Báñez). Recuperando ese talento, ya
estaríamos mucho mejor.
Con respecto a la nueva
regulación de los autónomos, simplemente me parece un canto al sol. Porque
establecer como límite para realizar cotizaciones a la Seguridad Social de los
autónomos el SMI implicaría que casi ningún autónomo pagaría por ello. Pero es
que, establecer lo mismo en las empresas implicaría un descenso en picado de
los salarios de los trabajadores y, consecuentemente, un incremento de la
economía sumergida, que no afloraría con la otra medida estrella de este
apartado, la desgravación de hasta 300 euros de servicios que un particular
podría hacer en el IRPF. O ¿es que el señor Garitano se ha olvidado del país
donde está haciendo las propuestas? La cultura europea y la española en este
sentido es muy diferente: a los protestantes les resulta inaudito que exista el
fraude fiscal, pero a los mediterráneos no.
Lo que si me parece muy acertado
es su apuesta por el I+D+i, aunque discrepo en el camino. No se puede
criminalizar al AVE de todos nuestros problemas. La vertebración de un país se
realiza por sus infraestructuras de transporte que hacen impensable la
segregación porque juntan y unen las diferentes culturas. Es verdad que el AVE
está resultado ruinoso en la explotación,
pero también es verdad que eso puede adolecer de otros defectos diferentes. ¿Alguien
ha planteado que el problema está en el coste de operación y, en consecuencia,
del coste unitario del billete? Creo que un país como España necesita estar
conectado por tren a un tiempo mínimo, y
menos conectado por avión en distancias poco rentables.
Criminalizando el AVE al final
propone incrementar los fondos de investigación con varias medidas, tales como
la creación de fondos con la participación (minoritaria) del estado en la
financiación de empresas, la creación de una red de institutos de investigación
pegada a las empresas y la financiación de esa red en función de parámetros
poco realistas. Porque, ¿cómo se llega a tener acuerdos con las empresas para
la explotación de los resultados de la investigación? Simplemente porque
alguien hizo un estudio diferente en su momento y obtuvo resultados en la
escala básica. Por lo tanto, condicionar la financiación de la investigación a
los acuerdos con las empresas es condenar a la investigación básica al
ostracismo. Y necesitamos esa investigación básica.
El problema de la I+D+i española
es que no se ha fomentada la ‘D’ ni la ‘i’. Pero eso no puede hacerse
desatendiendo la ‘I’.
En definitiva, un programa económico
muy voluntarista que parece que va a provocar que las empresas de este país
inviertan en I+D+i, que el estado se ahorre miles de millones al año en la
gestión del AVE, que los parados se van a formar para encontrar un empleo con
150 euros y que los trabajadores van a ser más productivos por el mero hecho de
tener un cheque de formación. Vamos, que es mejor celebrar todos los días el día
de no cumpleaños. Al menos para este humilde economista perplejo.
@juaniganciodeju
PD: ¿Pero es que nadie va a ser
capaz de sacarme de mi estado?