Últimamente me he puesto estupendo, de forma que ahora me voy a permitir proporcionar una propuesta para la UE que estaba pensando ayer en la ducha. Las mejores ideas siempre surgen en los momentos de mayor relajación, cuando la mente se puede ir de un lado a otro y divagar sin complicaciones. En fin, dejémonos de filosofía barata.
Pensando, como digo, en la ducha se me ocurrió algo: dado que soy un firme defensor de la Unión Europea, hasta el punto de pensar que si no existieran los estados que la forman la vida nos iría mucho mejor, y viendo que la unificación es cada vez más complicada por falta de voluntad política, pensé que la mejor manera de avanzar en la UE consiste en unificar aquello que más nos condiciona, los impuestos. Pero claro, va a ser difícil imponer impuestos a los ciudadanos de forma generalizada, con lo que habría que empezar por aquello que siempre nos ha unido, las empresas. De momento, todo lo que ha unido a Europa viene de la mano del mercado y la economía,. Por lo tanto, por ahí debemos empezar.
El esquema que voy a proponer es uno. Ni mejor ni peor que cualquier otro. Simplemente una ocurrencia de un Economista Perplejo. Si sirve para algo, bienvenido sea. Si no, pues sólo he gastado mi tiempo y el vuestro. Por el mio no os preocupéis. Por el vuestro, vosotros sabréis.
Un Impuesto general sobre la renta de los individuos.
Será el principal impuesto del sistema tributario europeo y de diseño e implementación propios de cada país. En ese tema, la Unión Europea no debe entrar, de momento. Europa deberá armonizar, eso si, los conceptos que sean objeto de gravamen de forma que, al menos, en todos los países europeos se cobren impuestos a los ciudadanos por conceptos similares. Pero los tipos, las deducciones, y demás elementos de gestión del impuesto deberá ser propia de cada país.
Un impuesto general sobre las compras.
El IVA deberá ser el principal impuesto indirecto de la Unión Europea. Además, habrá que potenciar su capacidad recaudatoria con una gestión más fácil y, eso si, intentando una mayor progresividad, con el fin de eliminar la falta de equidad que tienen los impuesto indirectos. Para ello sería deseable el establecimiento de un tipo más elevado para determinadas actividades que podemos considerar de mayor capacidad de gasto. Deberá establecerse una lista única de ese tipo de actividades y luego serán los gobiernos nacionales quienes establecerán los demás elementos de gestión, incluidos los tipos impositivos.
Un impuesto sobre los beneficios de las empresas
Piedra angular de este proyecto, la UE deberá establecer un impuesto sobre los beneficios de las sociedades único, con la misma legislación en todo el territorio y las mismas reglas de gestión, de forma que el espacio único europeo en materia económica sea también el espacio único europeo en materia fiscal. De esta forma acabaríamos con los paraísos fiscales intraeuropeos y con el dumping fiscal que en algún momento se ha provocado.
Además, la unificación sería ventajosa en el resto de las materias económicas, dado que el interés por la ubicación de las sedes de las empresas dejaría de tener causas fiscales y la competencia dentro de la unión se establecería por otras causas. Además implicaría que los países deberían hacer esfuerzos en la eficiencia de sus empresas para poder atraerlas.
Unos impuestos medioambientales
Entendiendo por ellos impuestos que gravarían las transacciones energéticas, es decir, gasolinas, gasóleos y electricidad en cualquiera de sus ramas. Serían impuestos gestionados por cada país, es decir, toda la gestión y la legislación serían propias de cada país, únicamente existiría una obligación de establecimiento por parte de los estados.
Un impuesto sobre las transacciones financieras
La vieja idea de la famosa tasa Tobin, pero adaptada al actual mercado de capitales que tenemos encima. También sería un impuesto de desarrollo y gestión europeo y obligatorio. Además, la recaudación del mismo sería de obligada transferencia a la Comisión para cubrir las posibles contingencias financieras. De esta forma, ya tendríamos una manera de crear un fundo europeo para los rescates bancarios, mantener la garantía de los depósitos y pagar las futuras crisis financieras y la compra de deuda que, con seguridad, tendremos que hacer en el futuro. Al hacerlo de carácter y exacción europeas le quitamos el componente de desincentivo nacional que se le podría proporcionar y quedaría todo el continente unido por el mismo sistema.
Los países podrían fijar cualquier otro tipo de impuesto que sería de responsabilidad y gestión propia.
Con esto tendríamos ya una base para continuar en la integración, que ya iría avanzando en el resto de aspectos.
Es únicamente una propuesta de un economista perplejo, una proposición que nadie va a tener en cuenta y que me ha servido para perder un ratito de mi vida. Al fin y al cabo, es imposible que los dirigentes europeos la lleven a cabo, por lo que lo único que he hecho es divertirme un poco y entretener mi mente perpleja y sin barreras. Vamos, como Schengen: perplejo y sin barreras.
@juanignaciodeju