miércoles, 13 de abril de 2016

EL HELICÓPTERO

Se habla y mucho de la situación económica y de las alternativas que se pueden implementar para poner soluciones, aunque no parece que la gente esté haciendo análisis adecuados de la situación. Yo tampoco lo haré, que sólo soy un Economista Perplejo. Pero el ejercicio puede resultar interesante.
Lo primero es identificar nuestro problema. Desde mi punto de vista, los precios bajos son el gran problema de las economías europeas y de los europeos en general. De las economías, porque los precios bajos desincentivan la creación de empresas y la actividad económica. De los europeos, porque la inflación nula o negativa no ayuda con nuestra sobre endeudada situación personal, con lo que el desapalancamiento que tendríamos que llevar a cabo se nos está haciendo muy largo y penoso. Necesitamos inflación positiva para que nuestras deudas se reduzcan a una mayor velocidad.
Y para afectar a los precios en un sistema económico, basta la política monetaria. Todo lo que ha anunciado el BCE debería ser más que suficiente para que los precios se incrementaran. Y cumpliendo el mandato del tratado fundacional, dado que realmente la política monetaria no afecta más que al nivel de precios a medio plazo.
Pero esa política no está funcionando.Básicamente, desde mi punto de vista, por dos motivos: por un lado, la desconfianza existente en el sector bancario; por otra lado, en la excesiva concentración de la liquidez en pocas manos. Voy a intentar explicarlo.
El sistema bancario europeo sigue mal. O más bien, desde 2008 no ha dejado de estar mal. Los bancos no se fían unos de otros y la economía se resiente. Porque que funcione el sistema bancario es algo fundamental en la economía. Los bancos más grandes y solventes se relacionan con el BCE del que obtienen liquidez y, posteriormente realizan operaciones de préstamo con otro bancos más pequeños en distintos plazos (de ahí sacamos el famoso EURIBOR). Pero si no nos fiamos de los bancos a los que prestamos dinero, no realizaremos las operaciones y, en consecuencia, el sistema se parará. Porque no se distribuirá el dinero hacia las economías domésticas y las empresas y se cerrará el crédito. Sencillo. Por lo tanto, lo primero que debería hacerse es ordenar y limpiar de una vez por todas el sistema bancario europeo. Intervenir si es necesario aquellas entidades con problemas; crear 'bancos malos' donde haga falta para ordenar los balances; lo que sea necesario. Pero necesitamos que el sistema bancario empiece a funcionar. Alguno opinara que esto se soluciona con una banca pública. Yo creo que no, que los vicios del sistema son los mismos se gestione desde el punto de vista público o desde el privado. Porque un gestor público no va a dar más crédito que otro privado: sencillamente, los criterios son los mismo y las consecuencias también.
Además, la liquidez puesta en el mercado por los bancos centrales se concentra en muy pocas manos, fundamentalmente por la deficiente distribución de la renta de las economías.Como el dinero se concentra en pocas manos, sólo se distribuirá según los criterios de esas pocas personas.Luego le costará llegar a las economías domésticas y a las empresas. 
Luego el problema del BCE no es sólo la política que puede hacer, sino la efectividad de la misma. Quizá si hubiese actuado hace cinco años, cuando las evolución de las economías y las medidas adoptadas pedían a gritos su intervención, la situación sería distinta. Pero de eso ya no podemos lamentarnos. Hay que hacer algo ahora con las circunstancias que tenemos.
Para que la política monetaria fuese efectiva (y recordemos que efectividad de la política monetaria es que se incrementen los precios) necesitamos que la liquidez se distribuya a las economías domésticas y las empresas.Y para eso sólo le queda una bala en la recámara: el helicóptero. 
El helicóptero consiste en distribuir directamente a los ciudadanos una cantidad de dinero sin pasar por las entidades financieras (que se lo quedarían) ni los gobiernos (que lo tendría prohibido). Algo así como que nos envíe a todos nosotros un talón, con su firma y una carta de agradecimiento, por un importe de 1.300 euros. Se supone que cuando nos den los 1.300 euros a cada uno de nosotros nos lo gastaremos con alegría y determinación, con lo que los precios subirán. Y todo el problema resulto.
La idea es atractiva y no implicaría mucha distorsión en el balance del BCE, dado que ese importe es lo que nos corresponde a los 300 millones de europeos por el reparto de los millones de beneficios del BCE. Como estaréis haciendo el cálculo os lo digo yo: el BCE tiene acumulados 444.000 millones de beneficios. Si, una pasada. 
Lo atractivo de la idea es que se trataría de un estímulo directo a los individuos, no requeriría de ningún intermediario financiero y podría implementarse de forma inmediata. Como se trataría exclusivamente de un impulso monetario, no tendría más efecto que sobre el nivel de precios.Pero, como siempre hay un 'Pero'. no modificaría el nivel de renta de la economía a medio plazo.Para eso el BCE está empeñado en que realicemos reformas estructurales. 
Por lo tanto, lo único que puede hacer Mario Draghi por nosotros en el futuro más cercano es montarse en el helicóptero que tiene en la terraza, cargarlo con billetes nuevos de 100 euros e ir dando paseos por las ciudades y pueblos de Europa repartiendo el dinero a los ciudadanos. Y lo terminará haciendo. Seguro. Pero no os lo gastéis inmediatamente. Donarlo a este humilde economista perplejo que me vendrá muy bien. Prometo hacer una fiesta para todos e invitar a una caña. Bueno, o dos.


@juanignaciodeju


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