martes, 27 de diciembre de 2016

¿HABÉIS CERRADO EL GAS? PUES AHÍ TE QUEDAS 2016!!!

Termina el año 2016 donde algunos opinarán que, a pesar de no tener un gobierno con plenas funciones, la economía española siguió creciendo y generando un montón de, mal llamados, puestos de trabajo. La conclusión, obviamente, es que entonces ¿para qué queremos gobierno?
Y lo terminamos poniendo de manifiesto la diferencia entre las teorías económicas que cualquiera puede leer  y la aplicación a la realidad de los procesos. Resulta que un firme defensor de las teorías de Laffer, el ministro Montoro, cuando se enfrenta con la realidad no las aplica. Lógico. Por eso en tres años se han incrementado las figuras impositivas de 68 a 97. Eso de fiar la recaudación al cumplimiento de las teorías de Laffer como que no está en los genes de los ministros de hacienda, que prefieren ser más realistas y fiarse de otras cosas.
Y dejamos atrás un año, el 2016, que deberíamos escribir al revés: 6102. Porque nos salió todo al revés de como lo habíamos planeado: 
En primer lugar, venció el Brexit, con lo que tenemos un problema importante sobre nuestro futuro. Y aunque la gente diga que el parece bien, que los votos son los que son y con lo que estoy plenamente de acuerdo, resulta que los euroescépticos ingleses forzaron un voto contrario a su país. Y ahora que se están dando cuenta, quieren ver cómo lo arreglan para evitar una catástrofe europea. Y aquí soy partidario de cumplir con el mandato popular: si han pedido irse, que se vayan ordenadamente, rápido para evitar que se escape el gato y dejando en casa lo que no les corresponde. Y si quieren volver, que se lo están planteando, que pidan entrar y que los demás nos pronunciemos. Como siempre ha sido. 
En segundo lugar, ganó Trump. Y eso es también un riesgo importante para nuestro modo de vida. Que un millonario sin escrúpulos, que procura no pagar impuestos, misógino, racista, maleducado, chulo, etc tenga el poder de mandar sobre el mundo por el hecho de haberse enfrentado a una mujer gris y poco atractiva en unas elecciones hace que mi optimismo en la raza humana se encuentre en mínimos. Contra eso sólo cabe que los funcionarios sean lo suficientemente listos para evitar una catástrofe. Aunque pienso "si sobrevivimos a Bush hijo, podremos con Trump". Pero no tengo tan clara la primera parte de la afirmación. Ahí está el ISIS, Al quaeda, y tantos otros.
En tercer lugar, por todo el mundo se despliega el populismo como forma de análisis político lo que implica que a partir de ahora todos los problemas tienen una solución dual: es decir, una cosa o la contraria. Así es muy fácil hacer política y nos ahorraremos una pasta en asesores. Aunque el mundo será un lugar peor, de eso no tengo ninguna duda. Los problemas seguirán siendo complejos, y las soluciones múltiples. ¿O alguien piensa que tirando una bomba atómica en el centro de Alepo acabamos con el problema del ISIS? Porque es rotundamente falso. Igual que con ETA no se acabó sólo con la vía policial. 
Pero lo nuestro en este espacio es la economía y no la política. Aunque una cosa lleva aparejada la otra y ambas se necesitan y retroalimentan para subsistir. Voy a terminar con otra reflexión sobre las teorías económicas en manos de los economistas opinadores y con una recomendación.
La reflexión tiene que ver con la Ley de Okun. Para el que no lo sepa, aquella que usamos para decir que "la economía necesita crecer un 2,5% para crear empleo" y que ahora decimos que la reforma laboral ha hecho milagros y ha rebajado. Si, tienen razón. La reforma laboral ha hecho que ahora en España con poco crecimiento económica se genera empleo. Tienen razón, pero es que ese 2,5% reflejaba dos cosas: el crecimiento de la población activa y el crecimiento de la productividad. Pues claro, tanto la una como la otra con la reforma laboral han caído. Lo cual es muy triste y peligroso de cara al futuro.
Y por último la recomendación. Ayer estuve viendo la película "La Gran Apuesta". Explica muy bien el desarrollo de la crisis financiera internacional y la explosión del sistema, aunque requiere unos cuantos conocimientos de economía y de financiarización de la misma. Y, obviamente, no explica la génesis de la crisis y los excesos de liquidez del sistema. Lo único malo es el final: muestra a financieros con conciencia. Eso no es creíble. Pero es una buena película para iniciados.
Pues nada más. Por este año no espero dar más la lata. He vuelto a comprobar que el nombre me sigue yendo bien y no salgo de mi estado de perplejidad. Así que, sigo ahí. Y el viernes 20 de enero salgo de viaje a Marte. Que Trump asume el mando del maletín nuclear y nunca se sabe.



@juaniganciodeju

martes, 15 de noviembre de 2016

COLONIA EN MARTE

Hace días estaba yo algo mustio por la falta de gobiernos a quienes criticar y ahora tengo una lista grande de temas en los que entrar a criticar, con lo de Trump, lo de Rajoy, ...

Empezaré por lo cercano. El gobierno de Rajoy. Si, al final tuvimos gobierno porque el PSOE se abstuvo y permitió que el PP gobierne. Y llovieron las críticas. Y a mi me sigue doliendo el estómago de lo hecho por el PSOE, pero una vez tomado el Almax pienso ¿había alguna otra opción? 

Había un opción de un gobierno PSOE + Ciudadanos + Podemos. Pero eso estaba descartado por los líderes de los dos partidos 'nuevos'. Solicitado por muchos (incluso cuando en su momento lo rechazaron) esa fue la utopía que se mantuvo durante buena parte del tiempo. Pero era inviable.

Había una opción de gobierno de PSOE + Podemos + todos los que no eran PP, Ciudadanos y Coalición Canaria. A esto alguno lo llamaba 'gobierno progresista' contando con gente tan a la izquierda como Homs o el PNV. Y, claro, era un gobierno a la contra, con lo que cualquier baja daba por seguro el fracaso. Y la baja se produjo en cuanto se tanteó el tema: el PNV dijo que no entraría en ese juego, luego adiós al gobierno 'progresista'.

Y estaban las terceras elecciones. Con un partido tan partido, con un secretario general tan en precario; con una falta absoluta de liderazgo y de proyecto en el futuro (al menos así lo veía yo desde fuera), unas elecciones podrían haber conseguido el bagaje de superar otra vez  a Podemos, pero el PP habría sacado mayoría absoluta junto con Ciudadanos, con lo que se esfumaría el hipotético control al gobierno desde el parlamento. Es decir, más Rajoy de lo mismo.

Así que se tuvieron que tomar Almax en cantidades industriales para tragarse el sapo. Y lo hicieron. Cuando hablo de populismos, por lo menos en mi caso, me refiero a esto: lo problemas no son simples y, lógicamente, no tienen soluciones sencillas. La teoría de juegos nos ilustra sobre ello y el 'dilema del prisionero' es elocuente. Si todo es reducible a dos alternativas, la solución es sencilla (y Cournot así lo expresa), pero cuando se complica, las matrices de resultados son más grandes. Y claro, los dolores de cabeza también.

La ventaja es que ahora puedo criticar. Y voy a ello. Si, ya se que soy un agorero, pero la economía no va a mejorar en la dirección en que debería con los mismo actores que había antes: De Guindos, Montoro, Bañez, a los que se suman los hermanos Nadal, uno en el ministerio de Industria y otro como Secretario de Estado. En fin, más de lo mismo. Luego podemos esperar lo mismo que los cinco años anteriores: gente intentado vender que existe la curva de Laffer pero que a la hora de la realidad no la aplican y, por consiguiente, para cuadrar las cuentas de los 7.700 millones que quiere Bruselas subirán los impuestos y retocarán algún pequeño gastillo. Vamos, lo previsto. Lástima que los hermanos De Juan no sean tan conocidos como los hermanos Nadal, En fin.

Y luego lo de Trump. Hay que reconocer que me provocó un Shock del que todavía no me he recuperado, pero las cosas son así. Y últimamente cualquiera que se presente como alternativo al sistema, aunque provenga de él, tiene mucho ganado. Y ahí tenemos que hacer una reflexión profunda: ¿qué estamos haciendo mal para que la gente dé la espalada a los sistemas?; ¿Se han vuelto todos los votantes anti sistema?. No lo creo, francamente. Hay que ver qué hace el sistema para que la gente esté contra él. Y hay ahí mucho trabajo. Alguno se acerca al análisis que me parece adecuado, pero no lo veo cuadrado todavía. A lo mejor me pongo a ello un día. 

En el plano económico, creo que nos vamos a divertir e incluso podemos estar riéndonos durante gran parte del tiempo. Porque es verdaderamente increíble la política que ha propuesto. Pondré sólo algunos ejemplos de las cosas que este señor ha ido vendiendo por ahi.

- Con respecto al salario mínimo, le he llagado a oír en la misma frase que había que subirlo a 10 dólares la hora, que había que quitarlo, reducirlo a menos de 6 dólares la hora y fijarlo en 8,5 dólares la hora. No sé si ni siquiera sabe lo que es un salario mínimo, lo que seguro desconoce son las consecuencias económicas.

- Expulsión de 11 millones de inmigrantes. Aunque esta cifra ya la ha bajado a 2-3 millones y no todos expulsados, la mitad más o menos en la cárcel. 11 millones menos de la población activa es mucha población activa americana expulsada. Y eso tendría efectos devastadores sobre el mercado de trabajo, la producción y, por consiguiente, una crisis en la economía.

- No firmar el TTIP y poner aranceles del 45% a los chinos y 35% a los mexicanos. Vamos, que haría lo mismo que Franco en España en los años 40-50. Un desastre más. El proteccionismo nunca ha sido la solución y menos aún en la época de internet. ¿O de dónde se cree que provienen los productos que compran él o sus familiares a través de Amazon?

- Bajar los impuestos un 15% a todo el mundo. Se ve que ha encontrado la servilleta que pintó Laffer a Bush padre por algún lugar de la sede del partido. Porque con un déficit del 4% y una deuda del 100% es poco razonable hacer experimentos, y esto es un experimento. 

Sólo son cuatro pinceladas. He previsto montar una colonia en Marte con unas tiendas de campaña. Estoy organizando el viaje. No creo que el mundo aguante tanta tontería en tan poco espacio de tiempo (y todavía nos falta Le Pen). Voy a huir de aquí porque estimo que la perplejidad me va a terminar aplastando. ¿Alguno se apunta?


@juanignaciodeju


lunes, 17 de octubre de 2016

MIRANDO A MAS LARGO PLAZO

El otro día, dando clase, me vinieron a la cabeza algunas ideas sobre problemas que tenemos ahí y que algún día habrá que abordar para dar soluciones. Creo que va siendo hora de cruzar algunos puentes que están ahí.
El primero de ellos tiene que ver con el futuro de las pensiones. Dados los desequilibrios que se están produciendo, o hacemos algo ahora o no podremos reaccionar en el futuro. Y se plantea el problema de ir separando fuentes de financiación. Ya se separaron en el pasado, dejando el sistema sanitario a un lado y el de pensiones a otro. Y parecía que eso nos llevaba al equilibrio. Pero aquello ya no existe. Hay que empezar de nuevo. 
Alguno propone cambiar las fuentes de financiación de determinadas pensiones: las no contributivas se financian con los impuestos, las contributivas con las cotizaciones., Sólo aplazaremos el problema otros cuantos años. Por lo tanto, hay que proceder al análisis. Y a la toma de decisiones.
El sistema español de seguridad social se basa en tres patas: trabajadores, salarios y cotizaciones. Todos tienen que estar equilibrados para producir un resultado satisfactorio. 
El número de trabajadores es fundamental, de ahí que nuestro presidente en funciones no haga más que prometer que llegaremos a los 20 millones de trabajadores que nos llevarán al nirvana de los ingresos de la Seguridad Social y, con ello, al superavit de las cuentas y a incrementar la hucha de las pensiones. Nada más alejado de la realidad. Alcanzar los 20 millones de trabajadores significará recuperar una cifra que ya tuvimos en el pasado, pero no implicará volver a una situación de cuentas saneadas. Hacen falta los otros dos factores. 20 millones de trabajadores con salarios más bajos sólo provocarán un tenue equilibrio en el sistema. Necesitamos, adicionalmente, que los salarios sean mayores, lo cual no parece que sea el camino en la actualidad. Por lo tanto, se requerirán unos 3 millones de cotizantes más para alcanzar una posición similar, lo que implicará unos tres millones de puestos de trabajo por encima del máximo histórico de nuestros empleos y, en consecuencia, un nivel de plenos empleo desconocido con una tasas de desempleo cercana al 0% y un volumen de trabajadores en pluriempleo elevado. No parece que ese vaya a ser nuestro futuro dentro de 10 años. Por lo tanto, para alcanzar esa situación deberíamos incrementar las cotizaciones un 10%, lo que significaría una disminución considerable del empleo y, por lo tanto, no alcanzaríamos la cifra mágica de los 20 millones de trabajadores. Sólo habría un camino en estas circunstancias: incrementar los salarios. 
Porque además,. encontrar tal volumen de trabajadores implicará apostar decididamente por al inmigración y no creo que el actual ministro del interior esté muy por la labor de que eso ocurra. Y no digamos nada de Le Pen en Francia o los del Brexit en Reino Unido o los austriacos o los polacos. No. Definitivamente, no parece una solución. 
Por lo tanto, habrá que modificar el sistema. Los habrá que opinen que hay que acabar con él. Yo creo que no, que hay que reformarlo. ¿Cómo? Pues quitando cargas directas al sistema para que sea más fluido. Por ejemplo, rebajando las cotizaciones al 20%, creando un recargo especial en el IRPF del 6%, y modificando el Impuesto de Sociedades en una forma que no perjudique a las empresas por crear empelo pero sí por los salarios bajos. Establecería un sistema de cobro de las pensiones en función del salario que se cobrara y posibilitaría la aportación de cantidades adicionales por parte de las personas a modo de plan de pensiones individual pero de carácter público. Finalmente, establecería un recargo especial en el IVA de un 2% en los productos gravados con el IVA normal y un impuesto especial sobre el tabaco para financiar la Sanidad y otro sobre la gasolina. Por último, dedicaría un 2% de los fondos recaudados en el IRPF para la formación, en forma de deducción en la tarifa. Y si hacen falta más fondos, establecería un impuesto específico para financiar el sistema. La idea es incrementar el número de trabajadores y el salario de los mismos. Si no suben los salarios, gravaríamos el incremento de los beneficios de las empresas de forma que se generasen los ingresos por los salarios, el IRPF o el IS. Finalmente, habría que focalizar una actividad "comercial" del estado hacia la Seguridad Social, Por ejemplo, las autopistas estatales, o determinados ingresos de la RENFE o la tasa sobre lo seguros de riesgo, Obviamente, habría que quitar la deducción por la aportación a los planes de pensiones privados y determinar qué deducciones de las existentes actualmente deben mantener y cuáles no.
El otro tema que creo que deberíamos abordar es el de los paraísos fiscales. Creo que es imposible acabar con ellos por más que nos lo propongamos. Territorios donde la gente pague pocos impuestos siempre van a existir,. Por lo tanto, lo que hay que hacer es convivir con ellos y aceptarlos. Pero hay que evitar que esos paraísos fiscales condicionen nuestro sistema. Para ello, creo que la ONU debería establecer una lista única de paraísos fiscales, declararlos como tales y establecer una tasa Tobin para cada movimiento bancario con origen o destino esos países. Tasa muy baja, por ejemplo del 0,7%, pero que gravaría todos los movimiento de intercambio de dinero en los bancos de esos países. Con ese 0,7% recaudado, la ONU podría hacer políticas de desarrollo y acabar con el hambre en el mundo. Al fin y al cabo, políticas redistributivas que tanta falta hacen. Y también proceder a la cancelación de determinadas deudas de países que no pueden ni podrán hacer frente nunca.
Supongo que nadie aplicará esta medidas. Son sólo elucubraciones de un economista perplejo. Solo espero que se abra el debate sobre esos dos puntos importantes de nuestras vidas económicas. Hay que hacer algo que se acerca el momento en que me toque cobrar pensión y no lo tengo nada claro. ¿Será que éste un punto más de mi perplejidad?

@juaniganciodeju

domingo, 11 de septiembre de 2016

VOLVIENDO

Me he tomado unas largas (y merecidas) vacaciones esperando que en algún momento se formase un gobierno al que poder criticar. Como no hay manera, me he cansado de esperar y me lanzo a criticar a alguien, que siempre habrá el que se lo merezca.
En primer lugar, quiero criticar al sistema: algo debemos hacer mal cuando llevamos ocho meses sin gobierno. Eso es un fallo estructural que debería haberse previsto en la Constitución. Propongo que si no hay un gobierno después de las segundas elecciones, todos lo líderes sean sometidos a tortura psicológica de forma permanente: que tengan que trabajar. Si, ya se que eso es cruel, incluso que debería estar prohibido por las convenciones de las Naciones Unidas. Pero algo tenemos que hacer, y eso es lo más razonable que se me ocurre. Por ejemplo, les pondría durante un mes a registrar desempleados; o repartir sacos de patatas; o a recoger aceitunas. No sé, algo que les hiciera reflexionar y pensaran que son unos privilegiados que SOLO tienen que llegar  a acuerdos.
En segundo lugar, quiero criticar a lo líderes. Bueno, si puede llamárselos de esa manera. Porque liderar, lo que se dice liderar, poco. Más bien se están convirtiendo en directores generales de una empresa en quiebra que sólo está pensado en su bono de final de año. Un  poco como los gestores de Lehman Brothers. Miren ustedes, si no hay gobierno, no puede haber oposición, ni parlamento, ni nada. Luego hagan ustedes su trabajo.
En tercer lugar hay que criticar a los Presidentes del Congreso, simples marionetas del ¿líder? de su partido que no se dan cuenta que esto es algo distinto. No deberían plegarse a maniobras de sus jefes y pensar que están representando a TODOS.
En cuarto lugar, a los diputados. Representan a los ciudadanos, no a los partidos. Eso está recogido en numerosas sentencias del Tribunal Constitucional. No le deben obediencia a un señor, se la deben a los ciudadanos. Pero eso también es achacable al sistema.
Y por últimos, criticar a la ciudadanía. ¿Es que no sabéis que estáis votando mal? ¿Qué hay que sacar un determinado resultado? ¿Es que no leéis los periódicos y los editoriales? ¿Es que os habéis creído eso de la soberanía?. Mirar, os vamos a dar una tercera oportunidad para que acertéis con los resultados y todos estemos más tranquilos.
Va siendo necesario que haya ya un gobierno y que tomen medidas para que este Economista Perplejo pueda criticarlas y hacer fortuna con ellas. Pero nadie se entera y me dejan a dos velas. En fin,


@juanignaciodeju

P.D.: Todo el problema matemático pasa por un pacto de ideologías y no de conveniencia. Si no se dan cuenta de eso, mal podremos criticar las medidas económicas que adopten. 

miércoles, 15 de junio de 2016

TIPOS DE INTERÉS NEGATIVOS

El otro día hablaba con un amigo que me decía que la existencia de tipos de interés negativos era un aberración económica y que los economistas ya no sabíamos qué inventar para llamar la atención. Me quedé algo descolocado y pensé que no tenía ni idea de cómo contarle a un lego algo sobre los tipos de interés negativos de forma que lo entendiera.

Porque el concepto en sí es complicado de explicar: a usted le dejo el dinero y usted lo usa como le venga en gana y no le cobro nada, sino que le pago. Además es algo que va a empezar a ocurrir con los particulares, lo cual exigirá de muchas palabras para hacerle comprender a la gente que a partir de ahora le van a cobrar por tener dinero en el banco, y cuanto más tenga, más le van a cobrar.

Empecemos. No va a ser fácil. Pero lo voy a intentar.

¿Por qué existen los tipos de interés negativos? Básicamente la explicación es sencilla. Hay tipos de interés negativos porque la gente tiene miedo.

Miedo a que la principal economía del mundo, o sea, Estados Unidos, no termine de despegar económicamente hablando, lo cual es una evidencia por mucho que intentemos darle la vuelta. Todo el arsenal que se ha usado ha conseguido que la economía americana esté en estado estacionario con leve tendencia a la mejoría, pero es que le hemos puesto todos los remedios que conocíamos y algunos que nos hemos inventado.

Miedo a que Donald Trump gane las elecciones y nos haga un apaño importante con los difíciles e inestables equilibrios en el mundo. Me imagino a este individuo tomando decisiones con respecto a Irán, Venezuela, Cuba o cualquier otro país de similares características y no me sale nada positivo.

Miedo a que Marie Le Pen gane las elecciones en Francia, lo cual tampoco augura nada positivo para el orden mundial y la tranquilidad de occidente. Igualmente, aunque limitado por el peso de la economía, hay miedo a que Podemos gane las elecciones en España. La mezcla de Le Pen en Francia, Podemos en España, Syriza en Grecia y otros factores de inestabilidad provocarían la ruptura del euro de forma más o menos inmediata. Y eso da mucho miedo.

Miedo al Brexit, lo cual está cada vez más cerca de suceder y tendría consecuencias devastadoras tanto para el Reino Unido como para sus socios comerciales. No estoy en contra de hacer referendums, pero si los hacemos que sea para todas las decisiones trascendentes. Es decir, para elaborar el presupuesto, para aplicarlo, para subir los impuestos, para bajarlos, para acoger refugiados, para no acogerlos, para mandar la policía, para disolverla, para … Si, parece excesivo, pero eso mismo hacen en Suiza. Eso sí es democrático y no sólo preguntar por ciertas cosas.

Miedo a China, segunda economía mundial y que no sabemos muy bien como está funcionando, como va a pagar sus deudas, si es que las paga, como va a estabilizarse, si es que se estabiliza. Una crisis en China nos dejaría al resto (incluido Estados Unidos) en la más importante de las miserias. Nos quedaríamos sin prácticamente productos.

Miedo a la evolución del precio del petróleo y otros ‘activos financieros’ que nos han dado sustos importantes en el pasado reciente. No sabemos cómo van a evolucionar, ni cómo van a comportarse en el futuro. Y el mercado de commodities afecta y mucho a los intermediarios financieros.

Miedo, finalmente, a que los países en vías de desarrollo (los famosos BRICS) no terminen de despegar y acaben estrellados contra la realidad. Brasil está mal, Rusia tampoco está muy bien, India está ahi, China no sabemos. Un mal paso, y la recuperación mundial se estanca otra vez.

Miedo a que Europa no sea capaz de desanclarse. Bueno, aquí el miedo es a que aprendamos a desanclarnos. Pero eso es un suceso imposible, como se dice en estadística.

Y el dinero es muy miedoso. Imaginemos que podemos tener el dinero en un banco, con su vigilante privado, su alarma, su caja fuerte, su director, etc, o dejárselo a un inversor una caja de cartón en su casa. El primero nos ‘asegura’ una cierta protección, mientras que el segundo no tiene una pinta muy buena. Por lo tanto, si tenemos miedo, se lo dejaremos al primero y estaremos dispuestos a pagar por que nos lo guarde.

Pues eso mismo es lo que está ocurriendo en la economía. Los inversores están dejando el dinero en los valores seguros y están dispuesto a pagar por ello. De ahí los tipos de interés negativos.

Alemania tiene tipos negativos en el bono a diez años. España, una prima de riesgo de 140 puntos. Esa es la diferencia.

Después de leer lo que acabo de escribir, tampoco estoy convencido de haber explicado bien lo de los tipos negativos. Al final mi amigo tendrá razón y los economistas no sabemos ya que inventarnos. Es lo bueno de estar en estado de perplejidad continua, que no te sorprende nada. O sí. Bueno da igual. O no.



@juanignaciodeju 

jueves, 28 de abril de 2016

POPULISMOS Y ECONOMIA. LO QUE NO TENEMOS QUE CALLAR

Me pongo a escribir esto sin conocer todavía ningún programa electoral para la nueva cita del 26J pero con ánimo de poner sobre la mesa el problema de los populismos y su influencia en el ánimo de la gente. Para ello no tenemos sólo que fijarnos en los movimientos contemporáneos, sino que se hunden en raíces más profundas.
Cuando ocurre la crisis de los ochenta, con el incremento del precio de las materias primas y el incremento del desempleo, J.M. Le Pen surge como una figura política de primer nivel que empieza a ganar adeptos a su causa basándose en la política de denigrar al emigrante culpándole del incremento del desempleo en Francia. Por aquel entonces los llamados líderes de la izquierda no supieron (o no quisieron) contrarrestar sus argumentos y su popularidad subió como la espuma. Hasta el punto de que termino disputando la presidencia de la República con Chirac Obviamente ganó este último porque los votantes socialistas, angustiados por la situación, se volcaron con el líder del centro derecha. Pero ahí estuvo el tema. Eso ocurrió exactamente en las elecciones de 2002.
La pregunta es cómo pudo ocurrir. La respuesta es muy sencilla: Le Pen empezó diciendo que los franceses estaban en paro porque los emigrantes les quitaban el trabajo. Y claro, si uno está en paro puede hasta comprar el argumento, sobre todo si nadie lo contradice. Cualquiera de mis alumnos de Macroeconomía podrían contestar a esa cuestión y derrumbar el argumento, desde un punto de vista teórico, sin muchos problemas. La verdad es que la presencia de inmigrantes no sólo no crea desempleo, sino que ayuda a reducir la tasa de desempleo natural de esa economía y a incrementar el nivel de renta potencial. Y todo ello manteniendo el salario real. Todo en su justa medida, lógicamente, pero eso es así. Luego que alguien utilice ese argumento en un momento de desesperación colectiva debe servir para que sea descalificado inmediatamente para evitar que la bola crezca. Pero no se hizo y acabó como he contado. 
Y esas elecciones se producen en el momento de la aparición del Euro como moneda, que ocasionó un repunte del desempleo y una pequeña desaceleración de la economía. Mis alumnos también pueden explicarlo sin grandes problemas. De ahí ese odio visceral que determinados sectores de la ultraderecha tienen al Euro, al que acusan de generar desempleo. Y últimamente esto mismo está ocurriendo con las izquierda más radical.
Porque ultimamente esto del populismo ha dejado de ser patrimonio de la ultraderecha para hacerse trasversal hacia el otro polo. Y nos encontramos con que en situaciones de tremenda adversidad muy mal gestionadas por los tecnócratas  europeos secundados por los comisarios que, actuando como funcionarios de lujo de los presidentes, han aplicado recetas probablemente bien intencionadas pero muy mal diseñadas. Y peor implementadas. Pero han dado paso a propuestas irreales que dejan tremendamente perplejo a este humilde economista. 
Siempre he sido crítico con la 'austeridad expansiva' aplicada por Merkel y he abogado por mantener o, si era posible, incrementar el gasto como medida para mantener o incentivar la economía. Pero proponer que el presupuesto se incremente un 25% de golpe es hacer saltar por el aire no sólo el estado del bienestar y la economía, sino el futuro de nuestro nietos y biznietos. Y eso nos lo venden como una suerte de justicia social que hay que hacer para devolver el protagonismo 'al pueblo'. Y, claro, oponerse a ello puede ser hasta contraproducente.  No me imagino al líder de cualquier partido socialdemócrata criticando esos postulados en público. Pero todos sabemos que es imposible. Y nadie lo dice.
El argumento que se aplica es de lo más pueril: nos dicen que eso sería simplemente acceder a la media de gastos público de la Unión Europea. Y es cierto, pero es inadecuado plantearlo así. Una vez admitido el error, es muy fácil que la gente que esté en situación desesperada (y hay muchos) compren el argumento populista de que 'vamos a rescatar personas y no bancos'. El problema es que hay que rescatar a los bancos. Luego no es tan fácil.
Llevo mucho tiempo pensando en cómo podríamos encajar esas políticas activas de gasto público (con esos incrementos tan brutales de gasto público) en el modelo y siempre llego a la misma conclusión: dentro del euro es imposible. Como ellos también llegan a la misma conclusión, la solución que proponen es siempre la misma: si el euro no admite esas políticas habrá que abandonar el euro. Lo que no dicen, y creo que deberían hacerlo, es que abandonar el euro sería la ruina de, por lo menos, dos generaciones. Y el argumento es el mismo: 'el euro tiene que estar al servicio de los ciudadanos'. Y es impecable, pero falso. La estabilidad de las monedas es la plena garantía de la estabilidad de los ciudadanos. Ese mismo convencimiento ha tenido el primer líder que se enfrentó al problema: Alexis Tsipras. El planteamiento de abandonar el euro le costó un corralito financiero con restricciones al movimiento de capitales. Y toda una política basada en la 'austeridad expansiva' con subidas del IVA, bajada de las pensiones y demás. Y proponía lo contrario.
En fin, que no intento pontificar sobre nada. Creo que hay que ser realistas y pensar las cosas antes de lanzar ideas que no pueden aplicarse. Porque hay una cosa en la que coinciden todos los populismos: si hay que salir del euro, se sale. Y eso me deja perplejo. Aún más de mi estado habitual. Sigo proponiendo unas clases de economía. Las financiaría el Estado y yo sería el profesor. Eso si que sería expansivo. Por lo menos para mi.



@juanignaciodeju

miércoles, 13 de abril de 2016

EL HELICÓPTERO

Se habla y mucho de la situación económica y de las alternativas que se pueden implementar para poner soluciones, aunque no parece que la gente esté haciendo análisis adecuados de la situación. Yo tampoco lo haré, que sólo soy un Economista Perplejo. Pero el ejercicio puede resultar interesante.
Lo primero es identificar nuestro problema. Desde mi punto de vista, los precios bajos son el gran problema de las economías europeas y de los europeos en general. De las economías, porque los precios bajos desincentivan la creación de empresas y la actividad económica. De los europeos, porque la inflación nula o negativa no ayuda con nuestra sobre endeudada situación personal, con lo que el desapalancamiento que tendríamos que llevar a cabo se nos está haciendo muy largo y penoso. Necesitamos inflación positiva para que nuestras deudas se reduzcan a una mayor velocidad.
Y para afectar a los precios en un sistema económico, basta la política monetaria. Todo lo que ha anunciado el BCE debería ser más que suficiente para que los precios se incrementaran. Y cumpliendo el mandato del tratado fundacional, dado que realmente la política monetaria no afecta más que al nivel de precios a medio plazo.
Pero esa política no está funcionando.Básicamente, desde mi punto de vista, por dos motivos: por un lado, la desconfianza existente en el sector bancario; por otra lado, en la excesiva concentración de la liquidez en pocas manos. Voy a intentar explicarlo.
El sistema bancario europeo sigue mal. O más bien, desde 2008 no ha dejado de estar mal. Los bancos no se fían unos de otros y la economía se resiente. Porque que funcione el sistema bancario es algo fundamental en la economía. Los bancos más grandes y solventes se relacionan con el BCE del que obtienen liquidez y, posteriormente realizan operaciones de préstamo con otro bancos más pequeños en distintos plazos (de ahí sacamos el famoso EURIBOR). Pero si no nos fiamos de los bancos a los que prestamos dinero, no realizaremos las operaciones y, en consecuencia, el sistema se parará. Porque no se distribuirá el dinero hacia las economías domésticas y las empresas y se cerrará el crédito. Sencillo. Por lo tanto, lo primero que debería hacerse es ordenar y limpiar de una vez por todas el sistema bancario europeo. Intervenir si es necesario aquellas entidades con problemas; crear 'bancos malos' donde haga falta para ordenar los balances; lo que sea necesario. Pero necesitamos que el sistema bancario empiece a funcionar. Alguno opinara que esto se soluciona con una banca pública. Yo creo que no, que los vicios del sistema son los mismos se gestione desde el punto de vista público o desde el privado. Porque un gestor público no va a dar más crédito que otro privado: sencillamente, los criterios son los mismo y las consecuencias también.
Además, la liquidez puesta en el mercado por los bancos centrales se concentra en muy pocas manos, fundamentalmente por la deficiente distribución de la renta de las economías.Como el dinero se concentra en pocas manos, sólo se distribuirá según los criterios de esas pocas personas.Luego le costará llegar a las economías domésticas y a las empresas. 
Luego el problema del BCE no es sólo la política que puede hacer, sino la efectividad de la misma. Quizá si hubiese actuado hace cinco años, cuando las evolución de las economías y las medidas adoptadas pedían a gritos su intervención, la situación sería distinta. Pero de eso ya no podemos lamentarnos. Hay que hacer algo ahora con las circunstancias que tenemos.
Para que la política monetaria fuese efectiva (y recordemos que efectividad de la política monetaria es que se incrementen los precios) necesitamos que la liquidez se distribuya a las economías domésticas y las empresas.Y para eso sólo le queda una bala en la recámara: el helicóptero. 
El helicóptero consiste en distribuir directamente a los ciudadanos una cantidad de dinero sin pasar por las entidades financieras (que se lo quedarían) ni los gobiernos (que lo tendría prohibido). Algo así como que nos envíe a todos nosotros un talón, con su firma y una carta de agradecimiento, por un importe de 1.300 euros. Se supone que cuando nos den los 1.300 euros a cada uno de nosotros nos lo gastaremos con alegría y determinación, con lo que los precios subirán. Y todo el problema resulto.
La idea es atractiva y no implicaría mucha distorsión en el balance del BCE, dado que ese importe es lo que nos corresponde a los 300 millones de europeos por el reparto de los millones de beneficios del BCE. Como estaréis haciendo el cálculo os lo digo yo: el BCE tiene acumulados 444.000 millones de beneficios. Si, una pasada. 
Lo atractivo de la idea es que se trataría de un estímulo directo a los individuos, no requeriría de ningún intermediario financiero y podría implementarse de forma inmediata. Como se trataría exclusivamente de un impulso monetario, no tendría más efecto que sobre el nivel de precios.Pero, como siempre hay un 'Pero'. no modificaría el nivel de renta de la economía a medio plazo.Para eso el BCE está empeñado en que realicemos reformas estructurales. 
Por lo tanto, lo único que puede hacer Mario Draghi por nosotros en el futuro más cercano es montarse en el helicóptero que tiene en la terraza, cargarlo con billetes nuevos de 100 euros e ir dando paseos por las ciudades y pueblos de Europa repartiendo el dinero a los ciudadanos. Y lo terminará haciendo. Seguro. Pero no os lo gastéis inmediatamente. Donarlo a este humilde economista perplejo que me vendrá muy bien. Prometo hacer una fiesta para todos e invitar a una caña. Bueno, o dos.


@juanignaciodeju


martes, 15 de marzo de 2016

CONTINUAMOS VIVIENDO POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES

Hemos conocido últimamente dos noticias relacionadas pero con impulso diferentes: por un lado, el BCE, preocupado como está por la situación, ha puesto todo el arsenal en marcha y amplia considerablemente la política monetaria; por otro, el nivel de deuda pública de la economía española alcanza el 99% del PIB. 
Lo del BCE se veía venir, y muestra claramente que la situación no está ni medianamente controlada por parte de las autoridades económicas. La evolución de los precios sigue en negativo y eso debería preocuparnos a todos mucho, por más que algún irresponsable opine que eso es una virtud. Y el BCE se decide a hacer lo que buenamente puede, que incluye tipos de interés al 0%, comprar deuda privada de empresas con alto rating y bajar el tipo de interés de los depósitos hasta el -0,4%, al margen de ampliar la QE hasta el límite de 80.000 millones mensuales. Y el propio Dragui reconoce que la política monetaria no está llegando a la economía como debería y que eso es un problema, porque no hay mucho margen más.
La pregunta pertinente es ¿por qué no está llegado el dinero? Hay múltiples respuestas a ello, pero aquí voy a apuntar una: la falta de incentivos a la inversión y al consumo se fundamentan en la escasa capacidad de compra de la mayoría de los agentes. Nadie puede esperar que una persona con un salario menos que mil eurista se lance a comprase un coche o una casa. Por lo tanto, es difícil que esa persona se preocupe de solicitar un crédito, dado que será muy complicado que se lo den. Y si el banco se lo diera, muy probablemente sería criticado por inflar una nueva burbuja. Y si los bancos no prestan dinero, el BCE está dispuesto a penalizarles en  los tipos de interés. Luego al final, a aquellos (pocos) que tenemos una situación más o menos desahogada nos inflarán a propuestas de crédito mientras que al resto no le darán ni las buenas tardes. Pero nosotros no lo necesitamos o estamos escarmentados de ello, por lo que es complicado que el crédito crezca. Y, por lo tanto, la política monetario seguirá sin tener efectos y los precios seguirán en términos negativos y, en consecuencia, los salarios seguirán bajo mínimos y, lógicamente, el consumo seguirá retraído. Y entonces el crédito seguirá sin crecer y la economía se frenará. Todo muy lógico. Luego lo primero que tiene que ocurrir para que el crédito crezca es un incremento de los salarios, cosa que nadie está dispuesta a que ocurra (entiéndase, nadie de los que mandad: ni el gobierno, ni los empresarios, ni la troika, ni el BCE, ni el FMI, ni ...) Ese es el primer punto que tenemos que afrontar. Pero desde la economía, por favor, no desde el populismo: los salarios deben crecer según sea posible y según en qué sectores, no por decreto y de forma generalizada.
La otra noticia nos convoca en el ámbito de lo no deseable. Un gobierno que nos abroncó con aquello de que 'hemos vivido por encima de nuestras posibilidades' va ahora y nos endeuda hasta el 100% del PIB. Luego está diciendo que España está viviendo por encima de sus posibilidades. En fin, una contradicción más. No soy yo quien esté en contra de ciertas cosas, pero si estoy en contra de la incoherencia de los gobernantes. Un 100% de deuda implica que hemos dejado a nuestros hijos una deuda de tanto como producimos, es decir, que debemos todo lo que producimos en una año. Si pagamos una media del 37% de impuestos, estamos al límite de nuestra capacidad de endeudamiento. Si  no la hemos sobrepasado. A favor del gobierno diremos que los tipos de interés de la deuda están siendo negativos a corto plazo (ya incluso en los tipos de medio plazo) lo cual implica que me endeudo y termino reduciendo mi deuda. Pero eso es sólo puntualmente. Además, a nosotros nos da igual que el tipo que paga el gobierno sea negativo, nosotros lo pagaremos positivo en cualquier circunstancia. Al final, los hay que siempre ganan. Tanto por la deuda pública como por los préstamos que nos den los bancos.
Voy a tratar de explicarme. Un banco compra deuda del gobierno con el tipo del -1%. Con ese título va al BCE y se la vende en el mercado secundario por un tipo de interés que está más o menos representado por la prima de riesgo, que no es más que la diferencia entre la deuda alemana y la española. Ese tipo será positivo y, por lógica, mayor que el 1%, luego ellos están cobrando un tipo de interés por la deuda del estado. La diferencia no será muy grande, apenas de un punto o algo así, pero el concepto implica que el BCE tendrá que pagar al final ese tipo de interés, y el BCE es de todos nosotros. Luego al final pagaremos por la deuda de una manera o de otra. En fin. Todo muy edificante. 
Al final tenemos una economía dopada de dinero y con una deuda impagable, tanto pública como privada, y ni con esas circunstancias las cosas mejoran. Esto está cada vez más complicado. Y todo por no subir los salarios y buscar las ganancias de productividad por otros caminos. Me voy a tener que dedicar al sindicalismo activo. O no. Y yo qué sé, ¡si sólo estoy en estado de perplejidad permanente!

@juanignaciodeju


martes, 1 de marzo de 2016

PROPONIENDO LOCURAS

Algunas veces me parece que mi vocación por la enseñanza me confunde y creo que soy capaz de enseñar cualquier cosa que tenga que ver con la economía. Luego recapacito y termino pensando que soy un arrogante que finalmente no sabe nada y me deprimo. Qué le voy a hacer, es mi carácter.
Digo esto porque cada vez que pienso en algunas propuestas disparatadas que hacen algunos, curiosamente siempre los mismos, me dan ganas de darles unas clases de economía básica. Pero luego me corto. No sé,. las cosas me parecen muy simples, aunque luego termino pensando que es mi concepto de las cosas y que seguramente esté equivocado. Me entra el bajón y lo dejo para otro día.
Pero hoy no se si es el día u otra cosa, el caso es que me siento más fuerte y voy a criticar algunas cosas.
La primera es esa moda de establecer salarios máximos. Como si con eso acabáramos con la desigualdad, el problema de la distribución de la renta y el hambre en el mundo. Parece que el que escribe las propuestas no es economista o no ha pasado de primero de bachierato, donde esto ya se tiene que haber contado. Porque si el mercado de trabajo tiene una oferta (realizada por los trabajadores) y una demanda (realizada por las empresas), un precio máximo (es decir, un salario máximo) va a provocar un exceso de demanda, es decir, puestos de trabajo que no se van a cubrir por falta de trabajadores dispuestos. Es evidente. Si yo soy un técnico medio que cobra, pongamos por caso, 20.000 euros y me ofrecen que ascienda, pero cobrando lo mismo, la respuesta será, en el 90% de los casos, negativa. Y me quedaré como técnico medio. Luego fijar salarios máximos no va a solucionar ningún problema. Ni va a reducir desigualdades.Sólo va a provocar que las empresas, los organismos, etc, desaparezcan. Lo cual puede no ser tan mala idea. En fin, veremos.
Igualmente, aunque en sentido contrario, afirman que el salario mínimo debe subir un 50%. Bueno, si hacemos eso lo más probable es que el paro se dispare un 75%. Porque estaremos incrementando un precio mínimo que generará, según el esquema anterior, un incremento del exceso de oferta, es decir, un incremento del desempleo. Salario mínimo debe existir, eso es indudable, pero las variaciones deben corresponder con las leyes de la oferta y la demanda y no con otras cosas. Lo dicho, el que lo escribe no sabe de qué está hablando.
Luego tenemos a los ilusionistas: gente que es capaz de hacernos ver lo que no existe ni es posible que exista. Porque nos dicen que si ahora tenemos un déficit del 4,2% y hacemos una operación que consiste en incrementar el gasto en 96.000 millones de euros que conseguimos de ingresos en la misma cuantía, es decir, 96.000 millones, el déficit dentro de dos años será el 2.5%. Eso implicaría que el multiplicador keynesiano de nuestra economía sería de, algo así como el 5.000% anual acumulativo. Es decir, que incrementar el gasto público implica que la renta se multiplica por 50: me gasto 1.000 y la renta se incrementa en 50.000. Si no no es posible que el déficit, medido en porcentaje del PIB, disminuya a la mitad.
Si nuestra economía funcionara de esa manera, muy torpes deberíamos ser para tener déficit público. El efecto de cualquier política fiscal sería inmenso sobre la recaudación. Pero es que si hacemos eso lo único seguro es que la inflación se dispare de forma abrupta, dado que hay que emitir, o captar, dinero y eso generará, ineludiblemente, inflación. Un pequeño problema adicional.
Que tiene que haber política fiscal lo opina ya todo el mundo (menos Merkel y algún ultra liberal que hay suelto) pero hay que hacer las cosas con cabeza y midiendo muy bien los pasos. Siempre he propuesto que se hagan políticas expansivas en esta situación, pero mejor por alguien que entienda de lo que estamos hablando.
En fin, que con lo que estamos escuchando, este economista perplejo va a montar una academia para políticos donde les enseñaría economía, aunque me temo que debería dedicar más de dos tardes en ello. Porque, desde luego, fundamentos les faltan todos. Clases particulares baratitas: sólo 1.000 euros la hora. Con una sesión de investidura me forro.


@juanignaciodeju

miércoles, 10 de febrero de 2016

ALGO HABRÁ QUE HACER

Pues ya estamos en el escenario más complejo que nos podemos imaginar: con la crisis de deuda europea sin solucionar, la economía china implosionando (que ya explotará hacia afuera), problemas en el resto de emergentes con Brasil, Rusia y Argentina, el petróleo en mínimos históricos (considerando precios reales) y nadie en el mundo con capacidad de reacción.
¿Y ahora qué? La pregunta es pertinente, porque en los años anteriores pensábamos que alguien podría generar crecimiento y salvarnos la situación, pero actualmente parece complejo encontrar un rayo de esperanza. 
Se imponen soluciones imaginativas. Propongo tres líneas de actuación para repartir un poco las cargas:

1.- Reducir un 25% las deudas globales de las economías. Para ello necesitamos analizar con frialdad qué deudas quitar y cuales no. La propuesta concreta es hacer una quita del 25% de la deuda que afecta a los ciudadanos, no a los gobiernos. Eso implica un daño a los bancos, de acuerdo, pero lo podemos compensar con un incremento de los tipos de interés y del plazo. La idea básica es que paguemos más intereses por menos dinero durante mayor plazo, de forma que el incremento de los ingresos compense a los bancos el descenso de sus ingresos por devolución de cuotas. Para ello modificar las condiciones de los préstamos donde se incrementa un 1% el diferencial y un 33% el número de años de los créditos. Para las empresas, dado que terminan siendo gastos financieros deducibles, podríamos aplicar el mismo concepto.
Con esto obtendríamos más renta para los ciudadanos y, en principio, más consumo y subida de precios, que lo estamos necesitando urgentemente.

2.- Mejorar los mecanismos de transmisión de la política monetaria. Bien sea por encontrarnos en situación de Trampa de la Liquidez o por estar muy concentrado el volumen de efectivo, el problema es que la política monetaria no está siendo efectiva. Por lo tanto hay que buscar nuevas formas de aplicación de ese instrumento. Por ejemplo, ampliando la base de entidades con acceso a los préstamos de regulación monetaria, o estableciendo un sistema de intermediación entre los bancos comerciales en el mercado interbancario; o imponiendo mayores costes a aquellos bancos que no incremente su volumen de préstamos al sector privado. Ya se que son todo medidas intervencionistas, pero en la actualidad algo de eso hay que hacer. De todas formas, es complicado forzar a los mercados a hacer algo que no quieren, pero si no conseguimos que la política monetaria llegue más a la sociedad y no se quede exclusivamente en un círculo muy reducido sus efectos serán cada vez menores y las ventajas desaparecerán.
Existiría otra medida aplicable mucho más efectiva, pero imposible de implementar en Europa. Consiste en permitir una monetización directa del determinas partidas del gasto público de los estados. Determinadas partidas que pudieran ser de especial importancia para el modelo de desarrollo económico, como por ejemplo los gastos en I+D+i, o los desarrollo de infraestructuras de especial relevancia europea, según un análisis concienzudo de las necesidades de los países. O determinadas partidas de gasto en educación que pudieran ser directamente monetizadas. Esto evitaría que determinadas partidas fueran  objeto de reducción por los gobiernos. Se convertirían en auténticas políticas europeas.

3.- Mejorar la distribución de la renta y la riqueza. No es razonable que existan tantas desigualdades. Lo primero que hay que hacer es eliminar los paraísos fiscales, como anacronismo que sólo persigue la acumulación de rentas en pocos sitios. El abordaje de esta situación es muy compleja y debe contar con la unanimidad de los países. Por ejemplo, podríamos definir una lista de consenso sobre la definición de lo que consideramos paraíso fiscal y a partir de ella fijar determinados impuesto a transacciones realizadas por sus bancos. Una tasa Tobin centrada en los paraísos fiscales.
Acabar con los paraísos fiscales no será suficiente.Tendremos acceso a mayores ingresos fiscales, pero estos serán insufcientes para solucionar el problema de la desigualdad. Básicamente hay que volver a la vieja ideología socialdemócrata de redistribución de la riqueza. Para ello hay que usar el sistema impositivo, pero no de la forma clásica, de formas más imaginativas. No sirve de nada cobrar impuestos si éstos se pierden en una maraña de necesidades poco sociales. Hay que provocar una redistribución efectiva de las rentas. Y, para ello, podría explorarse la posibilidad de convertir un impuesto indirecto en proporcional, es decir, que provoque un mayor pago de un impuesto indirecto en función de la renta. Si, esto es raro y complejo y desnaturaliza el concepto mismo de impuesto indirecto, pero hay que reconocer que los impuestos directos han perdido todo ese efecto y, en la actualidad, hacen recaer todo la recaudación sobre los segmentos medios.
¿Cómo conseguir ésto? En principio es complicado.Una propuesta: elevar los tipos impositivos de los impuesto indirectos, por ejemplo, un 5% más, y permitir una desgravación en los impuestos directos en función de la renta, los bienes, los activos y otras variables que nos permitan detectar acumulaciones de ingresos. Esa deducción debería estar soportada por facturas. Incrementaríamos la recaudación impositiva, reduciríamos aunque fuera mínimamente el fraude fiscal y compensaríamos vía impuestos directos a los más necesitados.

En fin, que se nos avecina nueva tormenta con fuerte aparato eléctrico y lluvias torrenciales durante los próximos meses. Y hemos casi agotado el arsenal conocido de medidas. Hay que ser osado y audaz en la situación actual, por lo que este Economista Perplejo se ha lanzado a ello proponiendo cosas raras. Así convierto a los lectores en lectores perplejos y no estaré solo. Un pequeño consuelo.


@juaniganciodeju

lunes, 8 de febrero de 2016

BUSCANDO BURBIJAS NOS ENCONTRAREMOS CON LA DEFLACIÓN

Una de las causas, si no la principal, de la crisis actual que parece no tener fin es el exceso de liquidez de las economías con la que los bancos centrales han inundado los mercados como solución de urgencia intentando incentivar, siquiera, mínimamente la actividad. Sin embargo, por mucho que los BC han puesto en marcha las maquinas de hacer dinero, parece que no hay un incentivo de la economía y que seguimos anclados en los mismos problemas. 
Cuando los BC's ponen dinero en circulación lo hacen a través de los bancos comerciales, que reciben ese dinero para operar. Voy a establecer un paralelismo con cualquier individuo para mostrar la operativa.
Cuando nosotros vamos al banco a pedir un crédito nos presentamos en nuestra oficina y, tras rellenar la solicitud, aportamos nuestras garantías que el banco nos exige. Ponemos encima de la mesa nuestra nómina, los ingresos de otras rentas, los bienes muebles e inmuebles que tenemos, ... Todo lo que tenemos en nuestro poder para convencer al banco que somos una garantía para ese crédito.
Los bancos comerciales actúan de la misma manera. Se presentan ante el BC con sus garantías de pago, que en este caso son los bonos, acciones y demás activos que posee para garantizar la deuda que está solicitando. Entre esos activos se encuentran, normalmente, los títulos de deuda pública que, normalmente, y en circunstancias normales,.gozan de plenas garantías por parte de los actores. 
Hasta aquí, todo normal. El BC quiere poner en el mercado dinero y, para ello, suele rebajar las condiciones de la financiación, bien rebajando el coste, bien rebajando las garantías, de forma que más bancos tengan acceso a la liquidez o sea más sencillo para los que ya acceden.
Cuando los bancos reciben ese dinero, tiene que hacer su trabajo, que consiste en obtener rentabilidades positivas por encima de las que le van a cobrar por el dinero, para poder devolver el importe y ganar algo con el que mantener sus estructuras y retribuir a sus accionistas. Hasta aquí todo normal.
Con los incrementos de liquidez los bancos buscarán inicialmente hacer lo que sabes: prestar dinero. Luego lo primero que suele percibirse en estas circunstancias es un incremento de la oferta de crédito por parte de los bancos comerciales. Después buscarán otras inversiones que les compensen.
De hecho, la crisis de las subprime es ese intento por parte de los bancos de dar créditos a todo el mundo. Además garantizaban ese crédito con un activo que no se devaluaba, como eran los inmuebles, con lo que pasaron a dar crédito a los NINJA (Non Imputs, non Jobs, Assets, o traducido, gente sin rentas, trabajo ni activos). Como los pisos no perdían valor, los banco siempre ganarían dinero.
Una vez agotadas las vías de la financiación, aparecieron las inversiones más arriesgadas, porque en este caso si aceptaban la depreciación del activo. Se compraron materias primas tales como el petróleo, los cereales, el acero, el estaño, ... Todos subieron los precios de forma descontrolada y no relacionada con los fundamentos de los mercados, tan solo por un problema de especulación. Se decía que un petrolero lleno en el estrecho de Ormuz cambiaba de manos hasta treinta y cuarenta veces hasta su destino en Inglaterra. Y, obviamente, todos ganaban dinero. Se generan así las burbujas tan temidas actualmente. Y como consecuencia de ellas, la subida de los precios.
Como en la actualidad los BC'S están manteniendo la misma política de liquidez extrema, los economistas estamos buscando continuamente burbujas en las que fijarnos para predecir una nueva crisis, ser los primeros en hablar de ella y obtener fama mundial y, obviamente, dinero con el que poder hacer nuestras propias burbujas. Pero no aparecen o, si existen, se desinflan con suficiente rapidez. No parece que la actual situación vaya a derivar en una crisis ocasionada por una burbuja, más bien parece que van a ocurrir otras cosas distintas en los mercados.
En primer lugar, el pinchazo de la economía China, que está por ver cuánto será y cómo afectará, está detrás de la caída del precio de las materias primas, pero eso responde a un fundamento micro económico claro: si baja la demanda (y 1.150 millones de consumidores son una parte muy considerable de la demanda) provocará una disminución del precio.Además afecta a otros países emergentes, como es el caso de Brasil y Rusia, que hacen que el impacto sea sobre un tercio largo de la población mundial. 
Luego parece que no hay una burbuja entendida como tal. Hay un fundamento micro que se manifiesta en una disminución de la demanda de los bienes y, en consecuencia, de los precios. 
Luego el verdadero problema al que se enfrenta la economía mundial es la deflación. Y es un tema muy preocupante que no estamos abordando con la suficiente destreza. Como estamos acostumbrados a un mundo con inflación, la deflación nos parece un problema menor, sobre todo a los ciudadanos y a los gobierno. Pero este economista perplejo está seriamente preocupado por ese fenómeno.
Porque si hay deflación, y como los precios bajan, algunas empresas desaparecerán de su mercado por falta de rentabilidad y, en consecuencia, los mercados serán menos competitivos y más oligopolísticos. Además, los salarios no subirán y las deudas que tendremos se harán cada vez más complejas de devolver, lo que hará que nuestra posición sea cada vez más compleja. Nuestro apalancamiento subirá. Y como los gobiernos deben ingentes cantidades de dinero y están sufriendo el mismo fenómeno que los ciudadanos (las recaudaciones de impuesto tenderán a disminuir) deberán subir los impuestos para poder devolver los créditos, lo que hará que las rentas de los ciudadanos sean cada vez más pequeñas y, consecuentemente, el apalancamiento mayor. Como única solución, los ciudadanos deberemos ajustar nuestro comportamiento reduciendo el consumo, con lo que las empresas dejarán de ganar dinero y bajarán precios para competir, con lo que volvemos al principio. . 
Además, si los precios bajan, como consumidor carezco de incentivos para adquirir bienes en el presente, dado que si los compro en el futuro serán más baratos. Luego la deflación lejos de incentivar el consumo, lo reduce. 
¿Hay alguna solución? Este economista perplejo cree que hay que perdonar un porcentaje global de las deudas y mejorar los mecanismo de transmisión de la liquidez y reducción de las desigualdades. Pero como no me hacen caso, no sirve de nada decirlo. Seguiré pensando que tenemos un problemas que no queremos (porque no sabemos) solucionar. Pero eso es otro tema. 



@juanignaciodeju

lunes, 11 de enero de 2016

EL BANCO CENTRAL CATALÁN

Ayer se eligió nuevo President en Catalunya. El Muy Honorable Puigdemont hizo un discurso muy previsible y obtuvo la confianza de la cámara catalana con una mayoría absoluta al borde de la legalidad (porque fue votado como a las diez de la noche, tan sólo dos horas antes del plazo legal).
Y de su discurso, al margen de que los españoles somos muy malos y ladrones, dijo algo que me causó una importante desazón: que iba a crear un Banco Central Catalán (BCC). Vamos, que estamos en la rampa de salida de un corralito al menos en Catalunya, y que probablemente afecte a todos los clientes de las entidades de crédito catalanas. 
Lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿Qué es un Banco Central?
Lo diré de forma muy simple: un Banco Central es un banco. Punto. Coge dinero de algunos y lo presta a otros. Tan sencillo como eso. Y entre sus pasivos, es decir, entre sus deudas, se encuentran tres partidas fundamentales: el Efectivo, es decir, el dinero que existe en ese sistema; los depósitos que los clientes han hecho en él; y las divisas que ese país ha generado con sus transacciones (al margen de otros activos, como el oro, que se hayan acumulado en el transcurso de la vida). ¿Qué pasivos tendría ese Banco Central Catalán? De momento no lo sabemos. Pero sólo de momento.
Entre sus activos, es decir, entre las formas de hacer negocio, tendrían dos cosas fundamentalmente: créditos a los bancos comerciales fruto de la política monetaria y los créditos al sector público.
Además, un Banco Central tiene básicamente las siguientes funciones:
1.- Es encargado legalmente y con exclusividad de la emisión del dinero, que es en la actualidad fiduciario con todas las consecuencias que eso tiene..
2.- Es el encargado de mantener e implementar la política monetaria, que en la actualidad es una estrategia independiente de los gobiernos y, en consecuencia, no controlable por el ejecutivo.
3.- Es el Banco del Estado, aunque en la actual configuración en Europa ya no se cumple esa función, aunque el resto de bancos centrales si la mantienen.
4.- Es el Banco de los Bancos, es decir, actúa como banco comercial de los bancos comerciales y, por lo tanto, acepta depósitos y presta dinero a los bancos comerciales.
Hay otras funciones pero con ésto nos vale. Pues bien, el BCC asumiría esas funciones. En Europa actualmente no se asumen algunas de ellas, como la emisión de moneda, pero porque el tratado de fundación del BCE la traslada a ese organismo. Pero claro, para hacer eso y tener el Euro como moneda, necesitará que se aplique el tratado fundacional al BCC, lo cual no parece muy posible. Además, la estrategia para conseguir el BCC pasa por transformar el actual Instituto de Crédito en el BCC, pero ya le dijeron tanto el Banco de España como el BCE que eso no era posible negándole la ficha bancaria. Total que tenemos un pequeño problema por delante.
Supongamos que aun así siguen adelante y montan el BCC. Eso implicará, automáticamente, una cosa: los bancos radicados en Catalunya pasarían a tener supervisión del BCC y no del BdE. Lo que implicaría que La Caixa y el Banco de Sabadell ya no estarían cubiertos por el BdE y, en consecuencia, dejarían de tener las garantías que les ofrece el actual sistema monetario europeo. ¿Por qué? Pues sencillamente porque ese Banco no tendría ficha bancaria europea.
Además, al no formar parte del tratado fundacional del BCE no podrían recibir fondos del Banco Central ya que no sería un banco del eurosistema. Y si no pueden hacer frente a sus pasivos, están en quiebra y deben cerrar.Y para evitar un pánico bancario y proceder a la liquidación ordenada del patrimonio de los bancos, las autoridades catalanas deben proceder  a fijar un máximo de dinero que puede retirarse de esos bancos. Esto es un corralito.
El problema es que los ciudadanos catalanes conservarían, en función de la Constitución Española, la nacionalidad española, con lo que podrían viajar a Zaragoza y sacar ahí el dinero que no podrían en Barcelona, por lo que esa limitación de extracción de fondos debería extenderse a las sucursales de los bancos que se vean afectados, con lo que tendríamos un corralito de los bancos en toda el estado. Y si tenemos ese problema con algunos bancos, la prudencia exigiría que se aplicasen medidas de control similares al resto de bancos.
Otro problema adicional es la moneda. Dado que el BCE no va a prestar fondos a un banco que no supervise directa o indirectamente, tanto La Caixa como el Banco de Sabadell no podrían obtener fondos vía préstamos mientras mantengan la sede social en un territorio que no dispone del Euro como moneda. Luego o se deslocalizan o no pueden seguir manteniendo el Euro como moneda y se verán obligados a emitir su propia moneda a través de BCC. Y esto es otro problema mucho más grave para la ciudadanía catalana.
Normalmente nos acusan de que somos catastrofistas y de que nada de esto sucederá porque todos estaremos de buen rollo y cachondeo. La experiencia griega ha demostrado en el 2015 que las armas de los unos son muy poderosas y que los sufrimientos de la población pueden ser muy altos si no actuamos con cabeza. Al final el gobierno griego tuvo que aceptar todo lo que le proponían incluso después de un referendum porque la amenaza de salir del euro fue muy fuerte. No quiero ser catastrofista, aunque ya lo he expresado en más de una ocasión: el Euro supone un cordón importante, pero fuera del Euro hace mucho frío y es mejor estar dentro. Esto lo comprendió el gobierno griego, aunque un poco tarde. Esperemos que los catalanes sean capaces de comprender que no es conveniente esta situación por mucho que se la vendan con lacitos rosas. Porque yo sigo en estado de perplejidad absoluta con lo oído ayer.


@juanignaciodeju