miércoles, 22 de febrero de 2012

REFORMA DE LA EDUCACIÓN

Hoy empezaremos a conocer las ideas del gobierno sobre la educación, principal motor del crecimiento económico a medio y largo plazo y gran olvidada de la agenda reformista de cualquier gobierno, ya que no genera beneficios electorales a corto plazo.

Particularmente, me parece un tema no importantre, sino transcendental y que debe abordarse desde una óptica de máximo consenso e implicación de todos los actores en el sistema, no desde las posiciones ideológicas que, seguro, se abordará. Porque aquí empezaremos con los debates identitarios y cavernícolas sobre el contenido de las asignaturas, cuando lo más importante no es si se habla catalán o castellano, sino si se aprende de una vez inglés y otro idioma. En fin, en eso se ocuparán los políticos.

Para ayudar, voy a decir algunas cosas que si me preocupan de este tema.

En primer lugar, la educación debe ser integradora y no excluyente. Debe incentivar al desempeño y no facilitar la titulitis. Para ello, desde mi punto de vista, debe permitir e incluso incentivar, que los jóvenes permanezcan en el sistema el mayor tiempo posible, idealmente hasta los 18 años, aunque nunca deben imponerse un límite. Es preciso que el sistema incentive la educación en cualquiera de sus fases, labor fundamental dentro de las familias. Y, desde luego, debe eliminar cualquier atisbo de convertir a los colegios en 'aparcaniños'.

En segundo lugar, debe ser útil. No consiste en estudiar por estudiar (o permanecer por permanecer). Debe procurar que los alumnos sean más proclives al conocimiento y, en consecuencia, que mejore su percepción del entorno estudiantil. Si conseguimos que quien esté en el sistema se sienta integrado y partícipe del mismo, conseguiremos que se mantenga en él con el grado de implicación necesario y que los resultados sean mejores.

En tercer lugar, tiene que tener un verdadero sistema de formación profesional orientado no al empleo, como algunos apuntan (quieren copiar el modelo aleman, que permite cobrar una cantidad de dinero por la formación mientras se realizan 'prácticas' en una empresa), sino a la obtención de conocimientos útiles para el empleo. El concepto, aunque similar, es distinto. Si la orientamos al empleo, conseguiremos un puesto de trabajo, sí, pero sólo uno. Si la orientamos a los conocimientos útiles para el empleo, conseguiremos una capacidad de trabajo y, en consecuencia, más empleos. Además, el sistema debe ser flexible y permitir que el alumno alcance los objetivos que se plantea desde el principio.

Debe ser una educación permeable tanto interna como externamente. Internamente, debe permitir el autocurriculum con unas condiciones mínimas, de forma que el alumno no se vea obligado a optar desde una temprana edad hacia una determinada profesión, que a los 15 años uno no tiene claro que quiere hacer en la vida casi nunca. Y, por lo tanto, debe permitir el trasvase de los curriculums de forma que, al final, el alumno tenga la posibilidad de cambiar sus preferencias si así lo desea. Y externamente, debe permitir un continuo reciclaje de las materias de forma que se filtren al sistema desde la sociedad los conocimientos necesarios para que la persona sea útil a la comunidad en el futuro. Porque lo que formemos hoy será nuestro gobierno en el futuro.

Además, el sistema debe estar en permanente evolución y, en consecuencia, debe fomentar la formación y evolución de los conocimientos, fundamentalmente en las ramas de formación profesional. No podemos establecer un programa de un curso y que éste permanezca de forma indefinida en el tiempo, aun cuando los conocimientos en la materia hayan evolucionado de forma tal que el programa se haya oxidado. Esto implica constantes cursos de reciclaje de los profesores y de las materias, lo cual implica, irremediablemente, la desaparición de los libros de texto y la promoción de las nuevas tecnologías dentro del aula. No consiste en poner ordenadores a todos los alumnos (gloriosa idea fracasada de ZP) sino que las escuelas tengan un sistema útil de intercambio de conocimientos, y en la actualidad existen muchas formas de obtener este resultado.

En definitiva, debemos ser capaces de centrar la reforma en unos principios reguladores que nos lleven al éxito futuro, no en si tal o cual materia tiene que tener tantas horas y si es necesario que se sepa hablar perfectamente no se qué lengua (a no ser que sea el inglés y el chino). Ni si se debe conocer que tal comunidad autónoma fue un reino allá por el siglo M antes de Cristo. Ni si cada chaval debe conocer perfectamente la religión católica o no. Son debates estúpidos y propios de gentes con muy poco que aportar a la sociedad. Centrémonos en formar los mejores profesionales posibles para el futuro, con estabilidad en el sistema, y, sobre todo, con dotación presupuestaria suficiente. No puede ser que, como consecuencia de los recortes ocasionados por la mala gestión de los gobiernos, los chavales del I.E.S. Luis Vives de Valencia no tengan calefacción mientras el mismo gobierno que no les da el dinera paga un aeropuerto sin aviones o construye un circuito de formula 1 urbano y paga el peaje al dueño del evento.

primaveraValenciana siempre con vosotros.

@juanignaciodeju

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