Leo hoy en el Confidencial, diario digital no sospechoso, un artículo de Aurora Minguez (http://www.elconfidencial.com/opinion/europa-europa/2012/02/27/merkel-y-la-europa-del-hambre-8790/) donde se ponen las cosas muy claras. Para resumirlo un poco en los datos que apunta, los griegos pudientes, entre los que se encuentran los políticos, están sacando el dinero de Grecia (se habla de 16.000 millones de euros), están comprando casas en el exterior, han aumentado sustancialmente el número de suicidios, el salario se ha rebajado en una media del 22%, ...
Parece que los griegos están a punto de levantarse, pero no económicamente, sino en armas contra el poder, bien sea interno bien sea externo. Se sienten colonizados por potencias extranjeras que no tienen nada que ver con su situación, y empiezan a cansarse. Y no les falta razón. Se ha emprendido una suerte de devaluación interna de su tipo de cambio que les está poniendo en una situación insostenible, pero los técnicos no cambian de paso y continúan por ese camino. Y las cosas, en vez de mejorar, no hacen más que empeorar. No consiguen ni siquiera reducir su déficit público, y la economía parece dirigirse hacia el abismo más absoluto. Las nuevas condiciones de la troika para mandar el segundo rescate suponen no ya la desaparición de la soberanía popular (no se les permite la gestión de sus impuestos), sino la colonización total de su economía. Y, en estas circunstancias, el agujero no parará de crecer.
Pero el resto de países rescatados no parece que vayan mejor. Portugal mantiene unos costes de financiación excesivos, a pesar de recibir el montante del rescate y hacer las reformas que le han exigido con buena letra y sin rechistar. Irlanda tampoco está mejorando, a pesar de ser un alumno aventajado de los nuevos neocons mundiales, con su política de laxitud impositiva hacia las empresas. Italia está igual que estaba, a pesar de que los ministros lloren ante las cámaras de televisión por los ajustes que les obligan a hacer; y de España, qué podemos decir? No podemos reducir nuestro déficit público, fundamentalmente por la caida de la economía del último trimestre del año.
Mientras, en Bruselas, Berlín y Paris nadie se atreve a decir la verdad. O no la conocen, que es casi peor. Los ajustes, como apuntaba Krugman en el País el domingo, no van a sacar a la economía de su situación por sí solos. El cambio de gastos privado por gasto público que se sugiere en el manual de los ajustes no se podrá producir mientras las economías estén deprimidas. Y las economías estarán deprimidas mientras no se las incentive. Pero los recortes precisamente desincentivan las economías. Al final, en este círculo vicioso no podemos continuar y alguien tiene que hacer algo para cambiarlo. Es el momento de plantarse y decir: hasta aquí hemos llegado, hay que cambiar.
Porque una cosa es reducir el gasto público innecesario y ajustar la contabilidad nacional y otra cosa muy distinta es impedir el mínimo desarrollo económico creando un fuerte aumento del paro y una fuerte reducción de la renta. Porque sin consumo (deprimido por la reducción de la renta disponible y el paro), ni inversión (los empresarios si no ven actividad no van a invertir) ni gasto público (los ajustes presupuestarios) ni exportaciones (con el resto de Europa en recesión) dificilmente va a crecer una economía y, por ende, a crear empleo. Y sin empleo, no nos recuperaremos de ninguna manera. Sin recuperación no habrá incremento de la recaudación y sin ello no se reducirá el déficit, que tendremos que volver a ajustar con más impuestos y/o menos gastos.
Pero plantear esto en determinados ambientes parece ser imposible y nos terminan tildando de vendepatrias. Al menos esa sensación tengo cada vez que lo digo en clase ante estudiantes de macroeconomía, con una camarilla de alumnos que, lejos de pensar por sí mismos, repiten machaconamente que la salida es sólo una: reducción y sufrimiento, casi como si estuviera delante de mí Merkel o Barroso. Los mecanismos económicos existen y se cumplen, por mucho que los neguemos por doctrina liberal. Y si no, miremos la situación tan distinta de las economías americana y japonesa, con incentivos públicos en los presupuestos.
Por todo ello, propongo que España se declare unida a Estados Unidos solicitando la consideración de 53 estado de la unión, que nos gobierne Obama y que podamos salir de la crisis, o al menos no profundicemos en ella en el año 2012. Obama SI, Merkel NO. Porque sino, el fascismo está cerca. ¿O ya no nos acordamos de Hitler y su partido nazi?.
@juanignaciodeju
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